El diario Serbio Blic revela hoy que el ex general serbobosnio Ratko Mladic habló con su esposa, pidió perdón y proyectó un futuro no muy alentador en la cárcel.

Según el periódico, al dejar ayer Serbia rumbo a Rotterdam, dijo a su mujer Bosiljka que "no volverá vivo". "Perdónenme por todos los problemas que les causé.  Perdónenme. Protejan a la familia, los nietos, y mantengan para mí el puesto junto a la tumba de Ana", su hija que se suicidó en  1994.

Luego la mujer fue vista saliendo entre lágrimas del tribunal y ubicándose junto a la calle donde pasaría la columna de vehículos que escoltaba a su marido. Antes de dejar Belgrado, Mladic pidió ayer por la mañana ver  la tumba de su hija Ana. "Voy. Sabía que tarde o temprano terminaría así", dijo, según el diario Press, antes de abordar  el avión que lo llevó a Holanda.

En tanto, el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), Serge Brammertz, dijo que el ex  general podría haber sido detenido antes y  que 16 años es un período "demasiado largo" para la justicia,  aunque elogió a la policía y las autoridades serbias por su  trabajo en la captura del imputado. Brammertz pidió que se esclarezcan los motivos del retraso  en la captura, y agregó que expresará total satisfacción en su  intervención del próximo 6 de junio ante el Consejo de Seguridad  de la ONU, donde presentará su nuevo informe semestral sobre la  colaboración de Belgrado con el TPIY.

Por su parte el ministro del Interior serbio, Ivica Dacic, dijo que tras la captura de Mladic los esfuerzos se concentran en identificar a quienes lo apoyaron durante su fuga  y en capturar a Goran Hadzic, el último criminal de guerra  serbio que permanece prófugo. Los investigadores -precisó Dacic, citado por la agencia  Tanjug- evalúan en particular el papel de los habitantes de  Lazarevo, el pueblo del noreste serbio donde Mladic fue  capturado el 26 de mayo.

COMUNICATIVO 
  
Hoy también el secretario del TPIY, John Hocking, comentó que  el acusado no está bajo vigilancia contra el riesgo de suicidio, ya  que el ex general "es muy comunicativo y atento". "A su llegada hablé largamente con Mladic y no tuvimos  problemas para entendernos: la comunicación fue muy buena",  refirió Hocking, precisando que el ex general "no hizo ningún  comentario sobre las acusaciones, hablamos mucho de las reglas del centro de detención y los servicios previstos".

El estado de salud del presunto criminal de guerra es "tomado en seria  consideración" por el tribunal, pero según el TPIY no hay  problemas que la impidan estar presente este viernes ante  los jueces en una vista en la que se le leerán los 11 cargos de crímenes de guerra y lesa humanidad que pesan sobre él, entre los que se encuentra el de genocidio por la masacre de casi 8.000 musulmanes varones en la ciudad bosnia de Srebrenica en 1995. El otro cargo de genocidio se refiere al asesinato y la persecución de musulmanes y croatas bosnios durante la guerra de Bosnia, entre 1992 y 1995. La acusación también atribuye a Mladic la responsabilidad en la campaña de terror sobre la población civil de Sarajevo, en cuyo asedio perecieron unas 10.000 personas.

Mladic no hizo pedidos especiales de música o comida, y no se  decidió aún si el TPIY tiene intención de impedir su contacto con  el ex dirigente serbio bosnio Radovan Karadzic, también detenido  en la prisión de Scheveninghen.