SEÑOR DIRECTOR

El 29 de septiembre de 2017 el abogado Gabriel Zaliasnik emite en una columna una opinión sobre la actuación del Ministerio Público en el caso referido al requerimiento de información al Senado. El abogado califica como "abusivas diligencias de investigación", las que resultan fundamentales para el esclarecimiento de hechos de la mayor trascendencia, intentando teñir de duda el legítimo actuar de los fiscales en el ejercicio de sus funciones.

Es curioso que, pese a utilizar su calidad de profesor y abogado ponga en duda la legitimidad de las actuaciones del Ministerio Público, ya que él mismo conoce los cuerpos legales en que dichas actuaciones están contenidas. Observamos sí, que existe en su estructurado pero falaz discurso una omisión evidente, y es que él ejerce el derecho como defensor de imputados de causas de gran impacto mediático, por cuanto se refiere a temas que a todos los ciudadanos les interesa conocer como son las situaciones de corrupción o financiamiento de la política.

Se verifica entonces que los intereses que defiende distan de ser la preocupación por el ciudadano como pretenden hacernos pensar; es más, no son solo los suyos, sino los de sus propios clientes.

Los fiscales no tememos a las críticas, pero esperamos responsabilidad por parte de quien emite sus opiniones y no personas escudándose tras un cargo que toman prestado, como es el de profesor de una universidad pública, menos si lo que defiende es un interés privado.

Destruir es fácil, pero no gratuito. Las consecuencias del desprestigio que fomentan personas como Zaliasnik más temprano que tarde las pagaremos todos los actores del sistema.

Trinidad Steinert Herrera

Presidenta Asociación Nacional de Fiscales del Ministerio Público