No quiere entrevistas, no quiere hablar en alto de algo que ocurrió dentro del campo, los famosos códigos del futbolista. Pero Diego Buonanotte, triste y afectado, tampoco sabe mentir. Y admite la mayor, el comentario de penoso gusto que le lanzó el colocolino Pavez durante el partido de Copa, recordándole el accidente en el que, con él al volante, perdieron la vida tres de sus mejores amigos. Diciembre de 2009. Las provocaciones del fútbol llevadas al extremo. "Es real, pero no me interesa hablar del tema. No quiero generar una polémica a partir de eso", deja claro al recibir el llamado de La Tercera.
Buonanotte insiste, no quiere hablar, no quiere remover un tema desagradable que en el fondo, aunque se lo trasladó apenado a Paredes y Barroso el miércoles en la misma cancha, pretende olvidar. Como si nunca hubiera pasado. "Es la primera vez que me ocurre, pero ya está. Lamentablemente pasó. Hoy trato de no pensar más en eso. Se superó un límite. Pero de verdad que no quiero hablar públicamente, no voy a dar entrevistas. Respétenme", insiste al otro lado del teléfono.
Buonanotte, un futbolista herido.