Hace rato que Diego Valdés (22) se ilusiona con que su teléfono suene y que, desde el otro lado de la línea, algún miembro del cuerpo técnico de la Selección lo notifique de una nueva oportunidad en la Roja. Sin ir más lejos, cuando Charles Aránguiz quedó suspendido para el duelo frente a Uruguay y se abrió la posibilidad de una nueva convocatoria, el volante formado en Audax Italiano volvió a plantearse la idea. Pero no se dio. Nuevamente, tuvo que conformarse con seguir las Eliminatorias por TV.

"Uno siempre quiere estar. Y es normal. Chile está rindiendo a un gran nivel, ha conseguido objetivos importantes y a cualquier jugador le gustaría estar en ese grupo, que está lleno de buenos jugadores y también de grandes personas", confiesa a La Tercera desde la capital del estado de Michoacán.

El mediocampista destaca en Morelia. Su adaptación fue rápida. Desde los primeros entrenamientos, comenzó a hablarse de sus condiciones. Demoró poco en ganarse la titularidad. Desde que llegó, a mediados de julio, ha disputado 17 partidos por la Liga Mexicana, en la que ha anotado tres goles. Por la Copa local suma tres presencias y una anotación.

Sin embargo, su aporte no ha servido demasiado para los intereses colectivos. En el actual torneo, Monarcas marcha en el decimotercer puesto de la tabla con discretos 20 puntos en 17 partidos, pero su peor registro es el coeficiente que marca en el escalafón que definirá la pérdida de categoría: es el último de esa clasificación. "Tenemos equipo para mucho más. El objetivo era otro. Vamos a dar pelea", anuncia. La última desilusión se produjo ayer, en la caída por 1-2, frente a Monterrey.

¿Cree que por su actual rendimiento en un medio exigente como el mexicano merece una opción en la Selección?

Sí, cómo no. En estas tres nóminas me ilusioné mucho. Pero si no me tocó era una señal de que tenia que trabajar más, exigirme al máximo para que el técnico me pueda considerar. Me lo tomo con calma, porque el entrenador es quien decide a quién lleva. Pero, como todos los futbolistas, me gustaría estar y defender a mi país.

Ya estuvo antes con la Selección. ¿Qué le dejó ese contacto con el equipo?

Sí. Con Sampaoli [en un amistoso frente a Estados Unidos, en enero de 2015, jugó 59 minutos] y con Pizzi [en marzo, cuando fue convocado de urgencia para el choque eliminatorio ante Venzuela, aunque no participó]. Es un grupo que ayuda mucho cuando uno va, que te hace sentir como si los conocieras desde hace mucho tiempo. Fue una linda experiencia.

¿Ha hablado antes con Pizzi o alguien de su cuerpo técnico?

No. Con nadie. Igual se ve que es un cuerpo técnico que mira mucho a México. Estoy tranquilo. Sé que la opción puede llegar.

¿Dónde cree que podría aportarle a la Roja?

En mi puesto, como 10, o como doble contención, que es lo que he venido haciendo en el último tiempo. Encararía, remataría, haría jugar al resto.

Precisamente, uno de esos puestos es el que queda vacante para el próximo partido de las Eliminatorias, ante Argentina, por la suspensión de Arturo Vidal...

Sí. La de Arturo es una baja lamentable para el equipo, por todo lo que entrega y lo que significa al estar en la cancha. Ojalá que el cuerpo técnico se fijara en mí y pudiera estar. Sería un sueño.

Antes del partido por las Eliminatorias, hay un torneo amistoso en enero, la China Cup, en el que el cuerpo técnico de la Roja pretende probar alternativas. ¿Está dispuesto a ir?

Es temprano para decirlo. Morelia está en una posición difícil en la tabla, complicado por el descenso. Me gustaría ir, pero va a depender de lo que decida el club. Queda tiempo todavía. Y hay que ver si me llaman.

¿Es cierto que Pizzi lo quiso en su equipo cuando dirigía al León, en México? ¿Alguna vez se lo planteó directamente?

Algún día me lo comentaron, pero nunca supe si fue cierto o si hubo algo cerrado. Después, no supe nada más.

¿Cómo ha sido su adaptación al fútbol mexicano?

Me costó un poco. Con el curso de los partidos, me adapté al clima,a las canchas. Acá hay harto fanatismo. Va  harta gente a los estadios y eso es lindo, porque incentiva demasiado al jugador. Los partidos son intensos todos, independientemente de los rivales que se enfrenten. El último le puede ganar al primero. Se ve un buen fútbol, que además,  tiene una velocidad importante. Pero siento que me he acostumbrado de buena forma.

¿La presencia de Rodrigo Millar y Sebastián Vegas en el Morelia le ayudó en un aclimatación más rápida?

Sí. Estar con ellos en el mismo equipo, habiendo tres chilenos, uno se siente más cómodo. Rodrigo conoce el club y el medio mexicano y eso lo hace más importante aún. Es un referente para el club, un líder. Siempre está dándonos consejos, guiándonos. Y a Seba lo conozco desde Audax. Entre todos nos ayudamos.

¿Le favorece en su juego el sistema más ofensivo de Morelia, respecto de lo que hacía en Audax?

Es distinto cómo se juega acá. Acá hay hartos jugadores importantes, de gran nivel que hacen  que la idea se ejecute mejor. Allá la cancha sintética nos favorecía también. En Morelia, la hinchada es más numerosa, apoya más. Se llena el estadio. Acá me reconocen en la calle. Todo eso hace que uno crezca y que, en alguna medida se sienta obligado a responderle a la gente, que siempre está para darnos ánimo.

Acá se le criticaba que pateaba al arco pocas veces, pese a que tiene una buena pegada. Ahora lo hace más. ¿Se lo exigieron?

Sí. Acá piden que remate más al arco. Y también que encare hacia el arco rival, que intente desequilibrar. Eso me da confianza y el rendimiento de cualquier jugador también va en eso. Si uno hace las cosas bien y salen, a la otra se hace más fácil.

También se decía que tendía a desaparecer en los partidos. ¿Era justa esa apreciación?

Uno como jugador no tiene todos los partidos el mismo nivel. En uno puede salir todo y al otro el rival te controla, te conoce, ve videos y con esa información te neutraliza. Va en el equipo al que le toque enfrentar. Hay algunos que son más difíciles que otros, porque marcan mejor o porque tienen mejores jugadores.

¿Le dolía que le dijeran 'pecho frío' por una presunta falta de actitud en algunos partidos?

Lo sentí. Se me cuestionaba harto por eso. También debió ser porque estábamos peleando el descenso. Estuvimos tres años en eso. La hinchada pedía otras cosas y nos costaba responder a esa expectativa. Pero la gente de Audax debe tener claro que siempre traté de darme al máximo por el equipo

Ahora ha marcado tres goles en el Apertura. Y suma cuatro asistencias.

Con esas cifras uno toma más confianza. El equipo me la entrega. Mis compañeros me pasan el balón para distribuirlo. Eso ayuda mucho.

¿Le favorece el puesto de mediapunta en el que juega, al lado del peruano Raúl Ruidíaz?

Sí, pero eso fue en las primeras fechas. Después, pasé a ayudar al volante de contención, por la derecha. Eso me favoreció más, porque conocía el puesto. Arriba sé cómo moverme, pero en el medio me siento mejor.

Tampoco le han mostrado tarjetas. ¿Le llama la atención?

No me han amonestado. El equipo nuestro toca más el balón y somos el equipo que menos hace faltas.

¿Hasta cuando está vinculado con Morelia?

Me quedan tres años.

¿Qué pretende después para su carrera?

Saltar de Morelia a Europa. Morelia es un club muy grande en México. Y si no, crecer acá en México para dar el salto.