Desde 1735 hasta 1940, las dietas en base a maíz causaron la muerte de miles de personas debido a la pelagra, una compleja enfermedad producida por la ingesta o absorción inadecuada de vitamina B3.
La tendencia actual del monocultivo de cereales restringe a los animales de esas tierras a regímenes similares y monótonos, los que han tenido como consecuencia que el hámster europeo desarrolle el canibalismo.
Esta alimentación, también afectada por pesticidas y los arados, ha provocado altas tasas de infanticidios realizados por las madres, lo que repercute de forma preocupante en la especie al encontrarse al borde de la extinción en Europa occidental.
Según el estudio publicado en The Royal Society, la deficiencia en la nutrición de los roedores explica por qué las hembras resguardaban a los cachorros junto a las hordas de maíz para comerlos.