Diez años sin Brando: el legado del actor que redefinió el rol de la estrella de cine

Fallecido en 2004 a los 80 años, Marlon Brando es el pionero del llamado "actor camaleón".




Para Frank Sinatra era simplemente "mumbles", es decir "balbuceos", refiriéndose a su hablar arrastrado. Para Martin Scorsese, en cambio, la actuación en Hollywood se divide en antes y después de Brando, como si se tratara de la venida de Cristo a la Tierra. Actor de influencia incomparable, Marlon Brando es aún objeto de veneración y al cumplirse ayer los 10 años de su muerte, se acaba de publicar en EE.UU. el libro Brando's smile: His life, thought and work, de la profesora de la Universidad de Boston Susan L. Mizruchi.

La académica tuvo acceso a cuatro mil libros que el actor guardaba en su biblioteca de Beverly Hills y también a guiones, cintas de audio y cartas inéditas. Busca así dar una imagen diferente de Brando, asociado casi siempre a roles de fuerza animal y básicamente instintivos. "Tenía un gran interés en leer artículos de divulgación científica y llegó a acumular más de cien volúmenes sobre la Polinesia antes de interpretar a Fletcher Christian en Motín a bordo (1962), por ejemplo. También leyó exhaustivamente Psicología de masas del fascismo del psiquiatra austríaco Wilhelm Reich para representar al teniente nazi Christian Diestl enLos dioses vencidos (1958)", explica Mizruchi a modo de introducción de su libro.

También destaca que el actor intervino en varias de las películas para modificar guiones o hacer cambios en la naturaleza de los personajes. Como ejemplos cita dos de sus diálogos más conocidos: el que mantiene en un taxi con el actor Rod Steiger en Nido de ratas y el del inicio de El Padrino con el empresario fúnebre Bonasera, interpretado por Salvatore Corsitto. Ambos eran bastante largos y artificiales, pero el actor simplificó sus frases para hacerlas más efectivas.

Sobre Apocalipsis ahora, se sabe que llegó excedido de peso, sin saber el guión y sin haber leído El corazón de las tinieblas, el libro de Joseph Conrad que inspira la cinta. A cambio, improvisó todo, entre ellas las conocidas frases que le despacha al Capitán Willard (Martin Sheen) cuando éste lo descubre en la jungla: "No eres más que un niño vagabundo, enviado por el verdulero a cobrar una factura".

LA INFANCIA

Nacido en Omaha (Nebraska), Brando fue el menor de tres hermanos y su padre Marlon Sr. era un ex militar reconvertido en vendedor viajero que jamás sintió respeto por la profesión del actor. Cuando le preguntaron qué sentía después de que su hijo ganó su primer Oscar por Nido de ratas (1954), respondió: "Totalmente orgulloso de él como hombre, pero no demasiado como actor".

En el libro se detallan los sentimientos de Brando hacia su padre a través de algunas cartas y se recuerda que de pequeño sufrió continuas golpizas a manos de éste. "Cuando tengo que sentir rabia en una escena, me acuerdo de mi padre", es una de las expresiones de Brando citadas por Susan L. Mizruchi en el libro.

También hay atención a sus intereses cívicos y políticos, que lo sitúan a principios de los años 60 como una de las primeras estrellas de Hollywood en apoyar el movimiento de los derechos civiles en la comunidad negra y su posterior solidaridad con las minorías indígenas. En tal sentido, Brando es uno de los iniciales ejemplos del "actor comprometido". Mizruchi deja ver también la ingenuidad del actor, quien llegó a pensar que la cinta Los dioses vencidos "servía para educar al público sobre los horrores del fascismo".

A propósito de este mismo libro, el crítico de The Atlantic Tom Shone también le adjudica a Brando la paternidad del llamado "actor camaleón", es decir aquel que se transforma para cada rol. Según Shone, Daniel Day-Lewis, Robert de Niro o Sean Penn son sólo los más recientes exponentes de un tipo de artista que Brando estrenó ya en su primer rol cinematográfico como un soldado parapléjico en Hombres (1950). Para esa cinta, el actor pasó semanas y semanas visitando albergues de veteranos de guerra.

"Ser un camaleón es la norma para cualquier estrella de cine moderno", dice Shone en The Atlantic. "Es una nueva forma de espectáculo y consiste en ver cómo los famosos se transforman. Ya no vamos al cine para que nos convenzan, sino para que nos engañen. Para admirar la actuación como un efecto especial", agrega.

Al respecto, cabe recordar que la llegada de Brando al cine fue particularmente versátil. En cuatro años hizo de todo: paralítico en Hombres (1950), obrero en Un tranvía llamado deseo (1951), revolucionario mexicano en ¡Viva Zapata! (1952), general romano en Julio César (1953) y pandillero en El salvaje (1953).

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