La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo sentirse "consternada e indignada" por la ejecución este sábado de un brasileño condenado a muerte por narcotráfico en Indonesia y llamó al embajador en el país asiático a consultas.
"La presidenta Dilma Rousseff tomó nota -consternada e indignada- de la ejecución del brasileño Marco Archer ocurrida hoy a las 15:31 horario de Brasilia en Indonesia", comienza el comunicado divulgado poco después de que las autoridades indonesias reportaran la muerte del brasileño, el primero ejecutado en el exterior en tiempos de paz.
Un pelotón de fusilamiento ejecutó el domingo (aún sábado para el horario brasileño) a seis condenados por narcotráfico, entre ellos cinco extranjeros procedentes de Brasil, Holanda, Vietnam, Malaui y Nigeria, informó a la agencia AFP un portavoz de la fiscalía general en Yakarta.
Con el fin de evitar la muerte del exinstructor de vuelo Marco Archer Cardoso Moreira, Rousseff había telefoneado el viernes al presidente de Indonesia, Joko Widodo, para pedirle "como jefe de Estado y como madre" que detuviera la ejecución.
"La Presidenta Dilma lamenta profundamente que ese último pedido, que siguió a tantos otros realizados en los últimos años, no haya tenido acogida por parte del Jefe de Estado de Indonesia, tanto en el contacto telefónico como en la carta enviada, posteriormente, por Widodo", dice el escrito.
Rousseff, que comunicó sus condolencias a la familia del fallecido, llamó a consultas al embajador brasileño en Yakarta.
"El recurso a la pena de muerte, que la sociedad mundial crecientemente condena, afecta gravemente las relaciones entre nuestros países", afirma el comunicado mandado tras la ejecución.