Ser diputado opositor en Venezuela

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[Tormenta política] Desde bloqueo de salarios hasta falta de recursos para hacer fotocopias. La mayoría opositora en el Congreso venezolano vive en carne propia los embates del chavismo y la crisis.




Uno de los primeros cambios que la oposición venezolana hizo al tomar el control de la Asamblea Nacional (AN) en enero, fue descolgar algunos cuadros del fallecido Presidente Hugo Chávez (1999-2013), frente a la mirada acusatoria de los 55 diputados oficialistas que lograron un puesto en el nuevo Congreso.

El descuelgue de las imágenes -en una de las más grandes aparecía Chávez arengando a sus partidarios bajo la lluvia- quería poner un mensaje claro sobre la mesa: ese día comenzaba el liderazgo opositor en el Legislativo tras 17 años de absoluto control chavista.

Sin embargo, cuando falta menos de un mes para que se cumpla un año del triunfo electoral de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en las elecciones parlamentarias, la oposición no sólo no ha logrado llevar adelante un proceso revocatorio contra el Presidente Nicolás Maduro, sino que tampoco ha podido avanzar en el Congreso.

A pesar de ser mayoría en la AN (112 de 167 diputados) la oposición no ha logrado que entre en vigencia una sola ley desde enero luego de que el Tribunal Supremo de Justicia declara inconstitucionales todos sus actos y la acusara de "desacato".

Y más allá del choque entre los poderes públicos, según sus propios parlamentarios, son decenas las trabas que todos los días entorpecen el trabajo de los parlamentarios en el Congreso.

El gobierno de Maduro ha restringido el envío de recursos a la AN a tal punto que las falencias sobresalen hasta en los detalles más "pequeños": la propia infraestructura del Congreso ha reflejado los embates del chavismo hacia la oposición tras su derrote electoral de diciembre.

"Durante las últimas semanas ha sido muy común trabajar sin electricidad", comenta la diputada opositora por el estado del Táchira, Gaby Arellano, a La Tercera, al referirse a los cortes de luz que se han convertido en algo frecuente en las instalaciones de la AN.

También los asedios para entrar a la Asamblea: sin previo aviso las calles adyacentes amanecen cortadas y llegar desde donde queda estacionado el auto se convierte en una osadía.

"Somos permanentemente asediados para entrar. Cuando la Guardia Nacional está de buenas nos abre el cordón de protección", dice a este diario Williams Dávila, diputado opositor por el estado de Mérida.

Las oficinas de la Asamblea tampoco cuentan con ninguna clase de implementos. "No hay papelería ni fotocopiadoras", explica Dávila. El diputado Angel Alvarado, confesó a Reuters que incluso había comprado con su propio dinero la tinta de una de las impresoras disponibles en el Congreso, asegurando que "aquí no hay dinero para nada".

Muchos de los diputados opositores no reciben un sueldo hace meses. La propia diputada Arellano declaraba a la prensa local hace unas semanas que desde que había logrado llegar al Congreso, "mi mamá me mantiene".

"No le pagan los sueldos a los trabajadores de ningún tipo en la Asamblea", comentó Arellano. Según Dávila, hace cinco meses que él no recibe su remuneración.

Para los diputados que no viven en Caracas, viajar a la capital se ha vuelto prácticamente imposible: la falta de ingresos, los bloqueos en los vuelos locales y las revisiones en los puestos de control complican los viajes internos. A Arellano le impidieron en dos ocasiones abordar un avión a Caracas de las aerolíneas estatales Conviasa y Aeropostal.

Su nombre aparecía en una lista de políticos que tenían prohibido el uso de esos servicios. Desde su ciudad natal y por vía terrestre, toma 14 horas llegar a la capital venezolana.

Pero no es la única y por eso las ausencias de los congresistas son habituales. A mediados de octubre, una sesión de la Asamblea tuvo que ser suspendida por que había menos de 83 diputados, el quórum mínimo para comenzar un debate en la Cámara.

Lo mismo sucede con los viajes al extranjero. Dávila, quien es miembro de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea, asegura que ya "no hay viáticos ni viajes" y todo tienen que costearlo de manera alternativa.

"No hay oficinas parlamentarias, no hay un canal con señal abierta de radio y televisión, no hay nada", dice Dávila, que quiere hacer un estudio para modernizar el Parlamento.

"Hay un cerco económico al Palacio Legislativo, ahora los partidos nos ayudan", comenta Arellano.

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