"Omega" es el nombre usado por el director de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), Ricardo Toro, cuando habla por radio con las oficinas de emergencia de todo el país. Porta un bolso con ese equipo las 24 horas del día, al que se suma un celular satelital y otros dos móviles tradicionales. A través de esos medios ha estado comunicado durante las últimas emergencias vividas en Chile: el terremoto de 8,2 en el norte, otro sismo de 7,6° y el incendio de Valparaíso del sábado pasado, que consumió más de 2.000 viviendas.

Luego de estos hechos, la autoridad -quien fue ratificada en su cargo en marzo pasado- analiza la actuación de la Onemi ante estos eventos y, además, sostiene que se debe evaluar la reubicación de la población damnificada en lugares donde hay riesgo.

¿Cuáles son las diferencias entre la Onemi que había en 2010 y la de hoy? 

Hoy existen protocolos que no sólo se escriben, sino que se practican. Por ejemplo, cuando ocurrió el terremoto en el norte, estuvimos, inmediatamente, en contacto con el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa) y tuvimos la información de la red de informantes de Mercalli. Ellos estuvieron en comunicación con el Centro de Alerta Temprana. Entender los roles que juega cada uno permitió que, en casi dos días seguidos, hayamos evacuado la costa y tomado las decisiones correctas. La Onemi, además, a diferencia de 2010, tiene una repre- sentación a nivel del país, directores regionales que están apoyando a los gobiernos locales con los centros de alerta temprana, trabajando 24/7, que es lo importante, y sistemas redundantes de telecomunicaciones.

En cuanto a incendios, ¿se cambiarán los protocolos de actuación? 

Hubo una acción de Conaf para enfrentar el incendio en coordinación con Onemi para tratar de apagar el incendio. Eso se realizó de manera oportuna y se fueron incrementando los medios requeridos. Sobrevolé el lugar y vi que se trata de un cañón con escasos cortafuegos. La población vive en un sector vulnerable y eso constituye un problema que antes no existía: los incendios afectaban a zonas de vegetación, mientras que hoy, pasan a afectar viviendas, lo que obliga la coordinación de Bomberos y el empleo de seguridad para aislar zonas.

Se quemaron más de dos mil casas. ¿Considera que hubo un buen trabajo de todos los organismos?

Lo más importante es salvar vidas. A pesar de eso, lamentablemente, hubo 15 fallecidos. Se realizaron evacuaciones de poblaciones completas, que finalmente se quemaron, pero se salvó la gente.  En segundo lugar, es un sector muy complejo para el acceso de los carros bomba o de los medios aéreos, porque se trata de quebradas.  El incendio partió en un punto específico y saltó a otro, de un minuto a otro. De algo que era manejable se fue (expandiendo), porque, naturalmente, se produjo un efecto técnico que era imposible de parar. Los efectos del incendio se deben a las características topográficas y a la ubicación de los centros poblados.

¿La Onemi debería participar en la planificación urbana con el fin de recomendar que no se instalen viviendas en algunos lugares?

Esta institución está en el monitoreo de la emergencia, de la alerta, en la primera respuesta. En la planificación están los ministerios de Vivienda, de Obras Públicas y otros. Onemi está elaborando un proyecto de mapas para definir cuáles son los riesgos de las áreas que permitan entregar medidas de mitigación. Estas son la instalación de cortafuegos de 100 metros; se deben abordar los efectos de las lluvias en las laderas para que no se produzcan derrumbes, se deben mejorar las vías de acceso y la llegada de agua. Hay que entender que hay zonas urbanas que ya no se pueden mover de ahí y que producto de eso, la mejor solución es sacarlas, porque el riesgo es alto.

¿Se van a impulsar simulacros por incendios?

Es una alternativa a estudiar. Pero son distintos los simulacros de incendios a los de tsunami. Hay que  trabajar más en la mitigación del incendio para evitar que no se produzca. Después de cada emergencia sacamos lecciones: no hay ningún país que en 10 días haya vivido una catástrofe como las que hemos vivido. Estamos atacando tres frentes, están actuando el gobierno, los organismos técnicos y Onemi como coordinador. Mi responsabilidad es asegurar que esté disponible lo que piden: casas de emergencia, colchones, hospitales de campaña. Se apoya con lo que se requiere. Estamos viviendo la emergencia de Valparaíso, pero también la del norte. Eso hay que valorarlo: la acción que se ha tenido.

¿Es posible tener una política de reducción de desastres en el caso de Valparaíso, que posee una mala planificación?

Hay que manejarlo mitigando sus efectos. Lo peor es no enfrentar las realidades. Si existe algún riesgo hay que buscar la manera de mitigarlo y si éste persiste, a pesar de todo, hay que evacuarlos a otros lugares o trasladarlos donde no haya riesgo para las personas. Eso es claro: hay áreas que se van a tener que tomar medidas, quizás, de evacuar, de cambiarlos a otro sector. Hay decisiones que hay que tomar si viene la reconstrucción. La resiliencia está en utilizar las lecciones aprendidas de lo ocurrido, en la realidad que sucede en una comuna y tomar las medidas para evitar que suceda de nuevo.