Es un asunto de buenos abogados. Quien consiga a los mejores será el que finalmente logre  un fallo judicial que le permita respirar tranquilo y seguir durmiendo por las noches. En esos términos se mueve la nueva historia del director Alejandro Fernández Almendras, inspirada en el caso de Martín Larraín, hijo del ex senador Carlos Larraín. La cinta viene así a constituir un coherente segundo capítulo en una trilogía sobre la justicia local que ya tuvo su inicio en Matar a un hombre, carta de Chile al Oscar 2015, y continuaría en un futuro largometraje que se llamará Hierro.

Protagonizada por Agustín Silva en el rol del testigo de un accidente automovilístico con consecuencias fatales provocado por su amigo, el filme también tendrá las actuaciones de Daniel Muñoz, Luis Gnecco, Alejandro Goic y Paulina García. El título será directo: Aquí no ha pasado nada. "Nuestro plan es empezar a rodar ahora en marzo y hacerlo en forma rápida. Probablemente filmemos en dos semanas en una zona de la costa central, cerca de Cachagua o Zapallar. No será necesariamente en el mismo lugar donde ocurrió el accidente de Martín Larraín, que fue en Curanipe. Será una película de bajo costo y en principio el equipo está trabajando sin sueldo alguno, sólo por el interés y las ganas de estar en este proyecto.  Parte del financiamiento será a través del sistema de crowfunding, es decir con cooperación masiva de aportes", explica Fernández Almendras.

La cinta está bajo el paraguas de la compañía Jirafa, que también ha estado detrás de Bonsái de Cristián Jiménez y El verano de los peces voladores de Marcela Said.  Durante esta semana se hará el anuncio oficial de esta producción, que debería estrenarse a fin de año o principios del próximo, de acuerdo a las estimaciones de su realizador.

Si Matar a un hombre describía como un trabajador forestal tomaba la justicia en sus propias manos ante la inoperancia de los tribunales en la localidad de Tomé, en Aquí no ha pasado nada  se rastrea la mecánica de ley desde el punto de vista de quienes tienen el sistema legal a su favor. "De la misma manera que en Matar a un hombre no quería mostrar todo en blanco y negro y hacer del protagonista una simple víctima,  aquí tampoco me interesa crucificar al personaje central y su amigo. Todo es mucho más complejo de lo que se cree  y se muestra en los medios o en las redes sociales", explica Fernández. "Como cineasta tengo la obligación de escarbar más en la realidad y jugar en un lugar incómodo. Por eso también la cinta está narrada desde el punto de vista de los 'cuicos', por decirlo de alguna forma. Por eso el protagonista es un muchacho que iba en el auto con su amigo, que seguramente estaba borracho, y que a la hora de hablar en el proceso  no está seguro de lo que dice. Ni siquiera tiene claro si fue su auto el que atropelló a la víctima", agrega el director.

INVESTIGACIÓN EN TERRENO

Para realizar la cinta, Fernández buceó en varios casos similares, tomando como referencia el de Martín Larraín: como se sabe, el hijo del ex senador Carlos Larraín fue acusado de atropellar a Hernán Canales con resultado de muerte en septiembre del 2013 en la localidad de Curanipe (VIII Región). A fines del 2014, Larraín fue absuelto por no determinarse si el impacto fue en la ruta o en la berma. Curiosamente, los tribunales condenaron a dos amigos de Larraín por obstrucción a la justicia.

"Todo tiene que ver finalmente con el acceso a los recursos y a los mejores abogados. El  coguionista Jerónimo Rodríguez, que es abogado,  investigó bastante al respecto. Quienes tienen la posibilidad de demostrar en tribunales su inocencia son los que ganan. Y eso va más allá de la real culpabilidad de cada cuál", argumenta el realizador, que adelanta que junto a Agustín Silva (hermano del director Sebastián Silva) también estará Paulina García en el rol de su madre. Este elenco de importantes figuras lo completan Daniel Muñoz y Alejandro Goic, que integran la defensa judicial de la víctima, y Luis Gnecco: "Mientras el personaje de Muñoz hace lo que puede, tenemos por ejemplo el rol de Gnecco, que es un abogado experto, un tip muy astuto, amigo de la familia, y que lo mueve todo a favor de ellos en los tribunales".

En principio la cinta iba a tener el título de Dawg y finalmente cambió a Aquí no ha pasado nada. Así lo explica Fernández: "'Dawg' es un término que nuestro protagonista usa a cada rato, ya que hace poco regresó de Nueva York, donde el término chileno de saludo 'perro' o 'perrín' tiene una traducción casi literal en el 'dawg' con que se saludan los raperos de Bushwick, en  Brooklyn".