Santiago A Veces es el tercer documental del programa de investigación "Archivo, imagen-tiempo, ciudad", auspiciado por la Universidad Diego Portales y que será estrenado el jueves en el auditorio central de esta casa de estudios. En los 90 minutos de duración, el documental grafica un Santiago antiguo a través de archivos y recursos fílmicos, entre ellos una cámara de vigilancia de la Prefectura de Carabineros. La dirección estuvo a cargo de Carlos Pérez Villalobos, doctor en Literatura de la Universidad de Chile y Licenciado en Filosofía de la Universidad Católica. El es, además, director del programa de investigación de la U. Diego Portales.
¿Qué Santiago quería mostrar con este documental?
El objetivo era el centro, pero no captado directamente, sino a través de las mediaciones literarias, cinematográficas o fotográficas. Esto incluyó el material capturado por los monitores de la Prefectura de Carabineros, donde la ciudad llega convertida en información visual. Todo esto es apoyado con los testimonios de los que vivieron Santiago cuando aún era una ciudad céntrica -y no global, como ahora- como por ejemplo, la generación intelectual del 50, que giró en torno al Parque Forestal.
¿Qué diferencias hay en el Santiago que se ve a través de una cámara convencional y el de aparatos de vigilancia?
El tipo de visualidad que emite una cámara de seguridad es inequívoca. Cualquier espectador puede percatarse de la diferencia. Es una información de connotación: no importa lo registrado, sino la información que emana y el tipo de imagen y su formato. En este caso es fundamental la poética del archivo.
¿Cómo podría definir a los santiaguinos después del trabajo realizado?
De lo que yo me fui dando cuenta es de que hay distintas etapas en la historia de Santiago y que éstas marcan el talante de muchas personas. La Generación del 50 tuvo una relación de disgusto con la ciudad, la cual fue heredada por las generaciones que vinieron después. Pero esto se acrecentó con la dictadura.
¿Y cuándo cambia esa sensación?
Con la generación nacida desde los 70 en adelante. Esa que vive la ciudad en los 90 establece una relación distinta y Santiago no tiene nada que ver con la anterior. El de los 90 es descentrado, fragmentario y eso lo quisimos graficar con las cámaras de vigilancia. Santiago dejó de ser una ciudad céntrica y cada vez está más fragmentada. Los límites entre lo privado y lo público y entre lo nacional y lo internacional se tornan difusos en la nueva ciudad. El talante y el modo ánimo de esta generación no sé si será de disgusto, pero lo que es claro es que es otra, distinta.
¿Cómo acceden las nuevas generaciones al antiguo Santiago?
El Santiago anterior llega hoy a los sujetos nuevos convertido en archivo. Por eso, para recobrar el Santiago antiguo, se deben rescatar los archivos de todo tipo. Para muchas generaciones esa es la única realidad que tienen de ver Santiago.