A FINES del año pasado, el mexicano Alejandro Werner dejó su cargo como titular de la banca de inversión de BBVA-Bancomer en su país. Lo hizo para dedicar la experiencia que acumuló como subsecretario de Hacienda y director de estudios del Banco de México (central) en un nuevo cargo: la dirección del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI) a partir de enero. Meses antes, en julio de 2012, el chileno Nicolás Eyzaguirre había renunciado al mismo.

Desde esa plataforma, Werner supervisó la publicación de las menores perspectivas de crecimiento para la región, Chile incluido, que fueron publicadas esta semana, en el curso de las reuniones anuales de la entidad. Chile, de acuerdo a ese panorama, debiera crecer 4,4% este año, 1,2 puntos menos que el ejercicio pasado. Y eso, en un entorno internacional que viene más volátil, sostiene Werner.

Por eso, advierte que hay que vigilar con cuidado el déficit en cuenta corriente del país y que, de empeorar el panorama internacional, por ejemplo de la mano de una mayor crisis fiscal en Estados Unidos, Chile podría volver a ser uno de los países más afectados de la región con falta de liquidez, tal como sucedió en 2008.

En su análisis central, en todo caso, descarta que haya desequilibrios importantes y asegura que el Banco Central tiene espacio para responder a un escenario externo más desfavorable. "De presentarse una desaceleración importante en los próximos trimestres, podría haber espacio para una reducción en la tasa de política monetaria. Ese sería el margen con el que cuenta la autoridad monetaria", asegura.

¿Qué es lo que está tirando abajo el crecimiento en Chile?

Vemos en toda la región una desaceleración importante en la primera mitad de 2013 y uno de sus componentes refleja fenómenos estructurales, niveles de desempleo y de utilización del capital relativamente altos. Están cerca de su capacidad instalada y, por lo tanto, están convergiendo a tasas de crecimiento de mediano plazo normales.

En segundo lugar, la desaceleración en los mercados emergentes ha afectado, sobre todo, a los países de la región que dependen más de los commodities. Por eso, ha habido un replanteamiento de mediano plazo en la velocidad de los proyectos de inversión en los sectores más asociados a ellos. Todos son factores: el cambio en el entorno internacional y el proceso de normalización de la política monetaria en Estados Unidos que se anunció en mayo. También hay una desaceleración natural, después de ocho años de un crecimiento muy, muy elevado. Habiendo dicho eso, la región sigue creciendo a tasas muy sanas, con estabilidad de precios y financiera, lo que seguirá permitiendo avances muy importantes en los índices sociales.

Sin embargo, el crecimiento para este año en Chile se prevé inferior en más de un punto al del año pasado y está por debajo del potencial. ¿Consideraría adecuada una reducción de la tasa de interés del Banco Central?

Si se presenta una desaceleración económica y una situación inflacionaria contenida lo permite, probablemente pueda haber espacio. El discurso del Banco Central es el correcto y tiene instrumentos para reaccionar ante una desaceleración futura en la demanda agregada, porque por el lado inflacionario, principalmente, hay espacio. Por otro lado, hay ciertas señales, como la ampliación en los últimos años del déficit en cuenta corriente, que yo creo que hay que vigilar con cuidado.

Asociado al desbalance externo está el primer déficit de balanza comercial en varios años, por un aumento de las importaciones, que en Moody's se asocia a una economía aún sobrecalentada. Por lo tanto, sería necesario subir la tasa. ¿Comparte ese análisis? 

Realmente no vemos que la situación de la economía chilena esté presentando ningún desequilibrio importante que requiera movimientos en los instrumentos de política en este escenario central. De presentarse shocks que nos desvíen de este escenario, claramente el Banco Central podría reaccionar. Desde el punto de vista de actividad económica, una mayor desaceleración podría dar lugar a una reducción de tasas. De presentarse una sorpresa inflacionaria -que no estamos viendo- y se piense que tiene elementos no transitorios, debería detonar un aumento en la tasa de interés. Las autoridades financieras han estado atentas al proceso de expansión de la demanda agregada, por aquellos mecanismos que puedan generar vulnerabilidad en el sistema financiero. La preocupación de que este crecimiento en la demanda interna pudiese estar estimulado por un sector financiero al que la competencia lo está llevando a un crecimiento exagerado habría que atenderlo a través de medidas macroprudenciales.

En sectores del mercado donde se generan ciertas preocupaciones en ese sentido hemos visto que la autoridad ha actuado. En algún momento destacamos algunos temas en el mercado de la vivienda que hicieron eco entre las autoridades, y hubo medidas importantes asociadas a ese sector.

Dado el crecimiento todavía tan fuerte del gasto privado en Chile, ¿considera que la tasa es neutral o está más baja de ese nivel? 

Vemos en toda la región tasas de interés por debajo de lo que estimamos tasa neutral. Sin embargo, vivimos también en un mundo de extrema liquidez y de tasas de interés internacionales muy bajas. Esto ha puesto un sesgo a la política monetaria en todo el mundo, aun en países que no han pasado por las crisis del mundo desarrollado, para que las tasas estén debajo del nivel neutral. Hemos tenido una búsqueda de retornos en los mercados internacionales muy importante; hemos tenido emisores corporativos y soberanos, tanto en Chile como en Perú, como en México, a los mercados internacionales a muy buenos términos, y eso ha puesto una presión importante a todas las tasas de interés de la región. Con una perspectiva de mediano plazo, en la medida que la política monetaria en Estados Unidos se normalice en los próximos cinco años, comenzará a haber una presión al alza en las tasas de toda la región.

¿Cómo están parados los mercados de la región ante un empeoramiento de la crisis fiscal en EE.UU.? 

El efecto del cierre del gobierno sobre la economía no es muy elevado y las implicancias en el resto del mundo deberían ser menores, siempre que eso tenga una duración de dos, tres o cuatro semanas. En la medida en que esto se junte con el no cambio en el techo de deuda, podría tener efectos muy importantes, generando crecimientos negativos en este trimestre, pues implicaría que el gobierno de Estados Unidos tendría que hacer inmediatamente un balance fiscal, lo que implicaría una corrección muy importante de su gasto público.

Si se llegara a generar un problema en los mercados financieros, tendríamos una volatilidad importante que afectaría a la región, no sólo por el canal real, de una economía en Estados Unidos creciendo a tasas negativas, sino que también por el canal financiero, impactando las tasas de interés en toda la región, los flujos de capital, y posponiendo decisiones de inversión y de consumo de bienes durables.

En 2008, Brasil y Chile fueron los dos países en América Latina que más sufrieron falta de liquidez en divisas tras la quiebra de Lehman Brothers. ¿Cree que ese riesgo podría replicarse ahora?

Y México también estuvo muy afectado. Si se llega a una situación en la que el techo de la deuda no se modifica y el impasse político permanece por un tiempo prolongado, la capacidad de Estados Unidos de servir su deuda podría estar en peligro. Si no se cumple con el servicio de un monto mayor de Treasury bills, el efecto sería muy importante en el sistema financiero internacional, porque éstos son la sangre del sistema financiero internacional, como colateral en derivados, como repos, como garantías, etc. Generaría una volatilidad difícil de estimar, porque nunca vimos un efecto de este tipo, pero claramente los precedentes mencionados podrían ser parámetros de lo que podría ser un evento de este tipo.