Según Diego Matte Palacios, estas últimas semanas han sido por lejos las más duras de su trayectoria profesional. Primero, y a pesar de haber realizado una destacada gestión a la cabeza del Museo Histórico Nacional (MHN) desde 2011, el director provisional de la Dibam, Alan Trampe, decidió no renovarle el contrato por el siguiente periodo. Fue el primer balde de agua fría. Luego se vino lo peor: tras varias opiniones de figuras públicas, como Sonia Montecino y Luciano Cruz-Coke que respaldaron su trabajo, apareció en la prensa la carta de Margarita Hormazábal, presidenta de la Asociación de Funcionarios de la Dibam (Anfudibam), donde acusaba a Matte de prácticas abusivas, mencionando el despido de cuatro empleados sin justificación y el maltrato de dos funcionarias embarazadas. La polémica estalló, pero el abogado prefirió abstenerse a hacer declaraciones hasta ahora, ya que el viernes, a través de la prensa, Alan Trampe anunció el inicio de un sumario laboral.

¿Qué le parece la decisión de Trampe de emprender un sumario sobre su desempeño?

La verdad es que no sé si sea posible hacerlo. Sólo me quedan cuatro días hábiles de trabajo. De todas formas no tengo problema con que se haga. Estoy tranquilo y sería bueno porque así se aclararía de una vez por todas la situación y se demostraría lo insustancial de los dichos en mi contra.

¿Cuándo se enteró de estas denuncias por acoso laboral?

Esto es nuevo para mí. En los tres años que he dirigido el museo nunca recibí una queja por maltrato y Alan Trampe nunca me llamó a mi oficina para notificarme de nada. Es cierto que a mi llegada despedí a cuatro funcionarios, pero todo está explicado en informes que en su momento hice llegar a mis superiores. Hice un diagnóstico de cómo funcionaba el museo y concluí que habían muchas dinámicas no adecuadas en algunas áreas y que era necesario cambiar al personal. Creo que algunas personas no se adaptaron y se hirieron susceptibilidades, pero eso no quiere decir que yo haya denigrado, insultado o faltado el respeto a nadie. Todo se desarrolló en un ambiente de profesionalismo. Cuando se hace una acusación así, hay que hacerlo con hechos, dar la cara y hacerlo a tiempo. Lo que pido es que nos atengamos a los hechos y no se siga generando esta especie de campaña y rumores que afectan mi honra y mi trabajo.

¿Cómo ha logrado seguir con sus funciones normales?

Han sido días bastante angustiosos en lo profesional y familiar, que también se ha visto afectado. En el museo se ha resentido el ambiente porque aunque este sindicato es a nivel nacional no representa a todos los funcionarios del museo. Esos niveles de agresividad no existen al interior del museo, pero ahora la gente está temerosa de lo quepueda venir.

Durante los tres años que estuvo a cargo del museo, Matte llevó a cabo varias renovaciones como la reformulación del guión curatorial de la exposición permanente que llega sólo hasta el golpe de Estado de 1973, y concretó proyectos, como la construcción de un nuevo edificio dentro del museo, de 2.625 metros cuadrados, además de la reapertura del mirador de la Torre del Reloj de 1872 que da hacia la Plaza de Armas. También se comenzaron a realizar actividades más cercanas al mundo popular e indígena como la celebración del Wiñol Tripantu o Nuevo Año Mapuche. Las visitas aumentaron de 110 mil a 180 mil personas al año.

El director de la Dibam dice que aunque se han generado avances en el museo, estos se han hecho según la planificación institucional, que cualquier director habría realizado ¿Qué piensa de eso?

Bueno, me parece curioso que diga que había una planificación, porque me habría encantado conocerla, saber dónde estaba, me habría ahorrado bastante tiempo, la verdad. Creo que los hechos hablan por sí solos. La ciudadanía ha valorado los cambios y eso se nota.

¿Cuál cree que ha sido su legado más importante?

Cuando llegué al museo había un problema de visibilidad, no mucha gente lo conocía, no sabían que estaba acá y también habían varios servicios que no se desarrollaban bien. Hicimos cambios importantes sobre eso y también en el tema de las colecciones. El museo carece de un inventario consolidado de su patrimonio y nosotros comenzamos un plan piloto, con un presupuesto que ya está aprobado, para documentar la colección a gran escala. Esta es la principal tarea del museo y es esencial que se siga el plan proyectado.

¿Cree que todos los proyectos iniciados en estos años puedan seguir su curso normal?

Creo que esto no ha sido agradable para nadie y creo también que dentro de la Dibam sí hay un compromiso por sacar adelante los proyectos que hemos estado realizando. Lo importante es el futuro del museo y los desafíos que quedan, que son muchos. Yo me voy tranquilo, contento y orgulloso por el trabajo que hemos hecho. El equipo de personas que se ha formado dentro del museo es de primer nivel, tanto los nuevos como los antiguos funcionarios y siento que ese es parte de mi legado también. Todos los cargos nuevos que se abrieron se han hecho mediante concurso público, se ha contratado a profesionales jóvenes de primer nivel que hoy trabajan con dedicación y compromiso. Ellos serán los continuadores de la labor del museo y no debería ser tan importante quien quede de director porque ellos le van a dar continuidad al trabajo comenzado.

¿Cómo se explica su salida del museo, ve razones políticas?

La verdad es que no podría emitir un juicio sobre eso y no lo sé, yo siempre me he llevado bien con todos los sectores políticos. También siento que esta ha sido una situación inédita, nunca antes había pasado esto con un director de museo y no creo que le haga bien a nadie. El tema de fondo es cómo proteger a los museos de la contingencia y de los vaivenes políticos para que la gente pueda concentrarse y hacer el trabajo con la calma y la reflexión profunda que se requiere. Debería pensarse en un modelo legal en que los museos tengan un consejo directivo autónomo que los acompañe en los procesos y que también asegure la autonomía curatorial. Todos los grandes museos del mundo funcionan con un consejo director que permiten darle mayor estabilidad y proyección a la labor que se hace.