Esta semana Amnistía Internacional dio a conocer su informe "Silencio a la fuerza. Detenciones arbitrarias por motivos políticos en Venezuela", en el que el organismo de derechos humanos llama a Nicolás Maduro a "cesar de manera inmediata todo acto de persecución de personas que expresan su oposición a políticas del gobierno" y a "respetar y garantizar la manifestación política". De visita en Chile esta semana, la directora de Amnistía Internacional (AI) para las Américas, la mexicana Erika Guevara, abordó con La Tercera la situación explosiva que vive Venezuela.
En el informe de 2016 de AI se decía que la crisis económica en Venezuela estaba derivando en una crisis humanitaria. ¿Ya se pasó a otra fase?
Sin duda. La profundización de esta crisis está generando que Venezuela enfrente una de las peores crisis en derechos humanos en el hemisferio. Es una crisis que violenta los derechos humanos a todo nivel y a las grandes mayorías. Nosotros hemos venido documentando graves violaciones a los derechos civiles y políticos por muchos años ya. En 2014, en el contexto de las manifestaciones a favor y en contra del gobierno, se suscitaron graves violaciones incluido tortura, detenciones arbitrarias, persecución de líderes opositores, e inclusive, históricamente por primera vez Amnistía Internacional reconoció a dos personas como presos de conciencia en Venezuela. Esto quiere decir que fueron detenidas por su mera ideología. Ellos son Leopoldo López y el líder juvenil del movimiento LGBT, Rosmit Mantilla.
¿Por qué la situación ha empeorado?
Se ha deteriorado porque por un lado se violentan los derechos civiles y políticos, con un sistema represivo militarizado que utiliza a un servicio de inteligencia -el Sebin, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional- que no tiene bajo su potestad la detención y la custodia de personas, sin embargo, hoy día es el órgano que más detiene y tiene en custodia a detenidos. Llama mucho la atención de cómo se está militarizando la respuesta ante la protesta social, ante el descontento. El número de detenciones arbitrarias cada día crece, se vulneran muchos otros derechos. La situación cada día empeora con un uso excesivo de la fuerza para acallar voces y a las manifestaciones. Y, por otro lado, están las graves violaciones a los derechos económicos y sociales.
¿Cómo se puede encontrar una salida a esta crisis?
En nuestra opinión no va haber ninguna solución, primero, en tanto el gobierno no reconozca la magnitud de esta crisis.
¿Cómo ven el estallido de las protestas en las últimas semanas?
Es muy sintomático lo que está sucediendo. En 2014 también se dio una ola de manifestaciones con la pérdida de 43 vidas. La gran diferencia que vemos ahora es el contexto de desesperación de la gente. Está saliendo a las calles porque no encuentra otra opción, no ven otro mecanismo de cambio.