Entradas agotadas. Fue esa frase la que caracterizó la edición de Stgo. a Mil que termina hoy. De sus 52 obras de sala, 16 ya estaban completamente vendidas antes de comenzar el festival. Y las restantes se fueron rápido. "Casi todo se agotó, esa es una de las cosas que nos sorprendió. Nos lo habíamos propuesto, pero fue mucho más de lo que esperábamos. Un motivo es que ampliamos el público, porque salimos a buscarlo y nos instalamos en el Costanera Center", dice Carmen Romero, directora de Fitam, la fundación que organiza el certamen. Además, abrieron nuevos horarios con obras que partían a las 10 de la mañana y otras que lo hacían a medianoche.

Pero no sólo se llenaron las obras. También lo hizo el Laboratorio Escénico, sección dedicada al encuentro entre los artistas y el público, y Platea 14 convocó más programadores que nunca. Por fuera igual hubo un estallido, con una amplia oferta teatral.

¿Qué le parece la proliferación de festivales, ciclos y estrenos paralelos?

¡Maravilloso, maravilloso! Sólo hace bien a Santiago, al país, a la gente, a nosotros mismos. A veces hay personas que no entienden por qué hacemos esto si no somos Estado, otros dicen que acá hay un negocio, pero nosotros lo hacemos porque somos inmensamente felices y no entramos en la competencia.

Pero existe la idea de que Uds. son el imperio del teatro.

Es que somos poderosos, porque hemos construido un festival en red y una red enorme. Yo me he hecho muchas veces esta pregunta, pero es el imperio de la fantasía, no es económico. Ahí es donde la gente se pierde.

Este año el festival dispuso una subvención de $ 30.000 por función a cada integrante de los elencos nacionales. "Hasta el año pasado, los artistas chilenos sólo recibían su porcentaje de la taquilla, y eso es insuficiente, porque no les permite vivir de su trabajo. Entonces, este año nos propusimos garantizar un mínimo. Eso es un cambio radical y ya no tiene vuelta atrás", dice Romero, y explica que cerca del 5% del financiamiento del festival viene de la taquilla internacional, pero que la nacional se reparte entre las salas, los derechos de autor y las compañías.

¿Qué opina sobre el reclamo de que $ 30.000 es muy poco?

El Estado debe cumplir un rol más activo en la subvención del teatro independiente, ya que no se financia por taquilla. Como fundación hemos asumido un compromiso con los artistas de contribuir, desde el lugar que nos corresponde, a minimizar este problema.

Con Piñera, por primera vez trabajaron con un gobierno de derecha. ¿Cómo fue?

Al principio tuvimos algunos problemas de entendimiento y recursos. Pero respetaron y entienden que el festival es parte de la ciudad y de la vida de las personas.

Y aunque recién termina hoy, ya hay cosas claras para el 2015. Cambiará la forma de seleccionar la programación nacional, que será a través de postulaciones de las propias compañías, y ya no habrá estrenos nacionales.