Entra a su oficina, se acerca al escritorio, pero una llamada le impide sentarse. "Sí, subsecretario, se lo envío ahora", dice al celular mientras busca un documento. Es que antes de partir el lunes a la reunión de la OIT en Ginebra, María Cecilia Sánchez -directora del Trabajo- debe afinar los detalles del presupuesto que la institución pedirá para el próximo año y definir el nuevo mecanismo para fiscalizar el pago de cotizaciones previsionales, que se pondría en marcha la próxima semana. Con el ritmo de trabajo que impone el último año de gobierno, Sánchez hace una pausa para evaluar las relaciones laborales y analizar las materias que, a su juicio y tras 35 años como funcionaria de la institución, mejorarían el estado actual.

El año pasado, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, dijo que la Dirección del Trabajo sería tan temida como el Servicio de Impuestos Internos. ¿Lo lograron?

He buscado todas las herramientas para hacer cumplir la ley, fiscalizando y sancionando, aplicando todo el rigor de la ley y aumentando las multas. También tenemos programas que ayudan a mejorar las condiciones laborales (...) y también mediamos y conciliamos. Creo que hoy tenemos una Dirección más técnica y empoderada, reconocida. Muchas veces, los empleadores dicen que somos duros, pero es lo que tenemos que hacer.

¿Entonces son más temidos?

Así es y creo que con esto de las cotizaciones previsionales, más de alguien que las evita pagando honorarios o que tiene a la nana sin contrato debe estar un poco asustado.

¿En qué consistirá la nueva fiscalización de cotizaciones?


La ministra se ha dado cuenta que hay mucha elusión y evasión. Por eso estamos en un plan piloto, buscando herramientas para que los trabajadores puedan enterarse de si les deben o no las cotizaciones previsionales. Pero soy súper prudente y prefiero que sea la ministra la que anuncie los detalles.

¿Es necesaria la actitud del "garrote" que comentó la ministra? ¿No se puede avanzar hacia la autorregulación?

Sería maravilloso que las partes, a través de los contratos colectivos y de los convenios colectivos, pudieran acordar relaciones, pero a veces tenemos malos empleadores y malos dirigentes sindicales, que no se entienden y ahí estamos para ser un puente.

¿Eso quiere decir que no ha mejorado la relación empleador-trabajador? ¿Cuál es su evaluación del clima laboral?

Creo que hay de todo, pero tenemos menos conflictos y huelgas. Hemos estado promoviendo el diálogo, pero a veces la parte política juega en contra. Si quieres alcanzar un acuerdo laboral, tienes que dejar esas posturas extremas de lado.

Como abogada y con 35 años de experiencia en la Dirección del Trabajo, ¿considera que hay materias a perfeccionar en la legislación actual? Algunos plantean la necesidad de, por ejemplo, ampliar las materias de negociación…

El espectro de temas que se puede negociar es amplio. El problema es cómo se juntan, conversan y se respetan. Lo que veo es que falta más diálogo y entendimiento. En una negociación nunca puedes ganar o perder todo. Ambos tienen que ceder.

¿Pero se requieren ajustes?

A lo mejor hay que hacer algunos ajustes en nuestra legislación. Algunos quieren sindicalización automática, otros no. Pero más que eso, a mi juicio, habría que simplificar el proceso de negociación colectiva, porque es muy engorroso, está demasiado regulado. Muchos trabajadores no conocen la ley y a veces plantean problemas fuera de plazo.

¿Cómo se podría simplificar?

A mi juicio, debería haber una negociación colectiva no tan regulada cuando es un contrato colectivo. Yo lo destrabaría un poco (…) y también la huelga, que tiene que ser votada, después aprobada... Haría un proyecto de contrato colectivo más fácil y a lo mejor más corto. Porque son 45 días con conflicto y normalmente hay mediación. Se deberían simplificar los requisitos y plazos del proceso de negociación colectiva.

Pero los plazos ayudan a ordenar el proceso...


Puede que sí, pero daría más libertad a las partes.

¿A qué se refiere?

Me gustan los convenios colectivos, porque las partes de común acuerdo y sin ningún procedimiento conversan cuando quieren y como quieren. Pero ¿hay madurez para eso o todavía el trabajador tiene que imponer qué quiere negociar? Me gustaría llegar a que las partes, naturalmente y no cada tres años o cuatro años, que es la duración actual del contrato, puedan conversar. Dar más libertad a las partes, en el sentido de no estar afectas a todos esos requisitos y a todos los efectos que producen los plazos.