Cinco son los objetivos estratégicos en los que ha trabajado el Fondo Nacional de Salud (Fonasa) en los últimos años. Desde construir una nueva oferta de valor hasta mover al organismo a una era digital. Se trata de esfuerzos que están enfocados en potenciar al seguro público, que entrega cobertura a 13 millones 598 mil chilenos. Jeanette Vega, directora de Fonasa, habla sobre estas labores en el actual sistema de salud.
¿Cuáles fueron los hitos más importantes en la gestión de 2016?
En cada ámbito hay cosas que han sido importantes, y nuestro gran logro del año pasado fue conseguir, más allá de que aumentamos algunas prestaciones aranceladas, incorporar un sistema único de inscripción de personas, para que las municipalidades obtengan el per cápita.
¿Cómo funcionaba antes?
La atención primaria se financia por un per cápita en base a cuántas personas se atienden. Antes, la municipalidad tenía un catastro de cuántas estaban inscritas en el consultorio y se le entrega por cada una esta suma, que es gran parte del presupuesto de salud para las municipalidades. Lo que pasaba es que ese conteo lo llevaba cada municipalidad y ellas nos mandaban su base una vez al año, pero había personas que aparecían inscritas en más de una comuna.
¿En qué consiste el nuevo sistema?
Las personas se inscriben ahora en nuestro sistema, que está conectado a nuestra base de beneficiarios. Por lo tanto, quien se inscriba entra a un sistema único, que es administrado por Fonasa, donde no hay posibilidad de tener doble inscripción.
También se trabaja en el Plan Global de Salud. ¿En qué consiste?
Lo que hemos hecho es definir qué es lo que ofrece salud. Por ejemplo, te puedo decir que si estás en Fonasa, tu plan es el siguiente, en modalidad institucional, te ofrece acceso a todas las atenciones y programas de promoción, y si no quieres atenderte en el sector público, tienes la modalidad libre elección, donde te puedes hacer sólo lo que está puesto en el arancel, es decir, lo que Fonasa reconoce que existe como prestación. Pero resulta que las prestaciones mejoran y aumentan, por lo que hay que estar arancelando estas nuevas prestaciones, es decir, poniendo los dineros en el presupuesto de la nación.
¿Eso no ocurría hace tiempo?
No ocurría hace 20 años. Necesitábamos saber cuánto de lo que se realiza no está arancelado, y encontramos una cifra importante de prestaciones que no tienen arancel. Ahora sabemos lo que falta financiar. El segundo tema es tener los recursos en el presupuesto. Lo primero es determinar la brecha y lo segundo es incorporar progresivamente el dinero en el presupuesto, para cerrar esa brecha. Más de dos mil prestaciones.
¿En qué consiste el GRD?
Es muy simple. Antes, lo que se hacía era que si un hospital determinado tenía a una persona hospitalizada dos días, nosotros pagábamos los dos días; si estaba 10 días, pagábamos los 10 días. Ahora no pagamos eso, pagamos en base al promedio de cuánto cuesta en todos los hospitales la estadía, las operaciones, un valor por el paciente. Si eres eficiente, te pagamos el promedio de lo que cuesta, pero si el paciente se te complica, o te olvidaste de darlo de alta, no te lo pagamos. Obligas al hospital a monitorear su gestión.
En 2016 se hizo un estudio de costos sobre el GRD. ¿Qué arrojó?
Hay una norma de que el costo promedio de un GRD es cercano a $ 1.500.000. Lo que hicimos fue un costeo directo, y el precio que calculamos es mayor: el costo promedio de una hospitalización en el sistema es de cerca de $ 2 millones, lo que significa que hay una brecha entre el costo real y el que utilizamos, lo que puede ser parte de la deuda hospitalaria. La solución es un trabajo que estamos haciendo con Hacienda.
Hay una comisión investigadora en la Cámara a Fonasa, por la compra a privados, como las sociedades médicas...
Ha sido útil, porque ha ayudado a ver cuáles son las causas del aumento de costos. Se han visto cosas importantes, como que los hospitales ejercen una función de compra que no deberían tener. El problema es que como no existe una regulación clara de precios y hay una posibilidad de ser juez y parte, se generan incentivos para que pueda haber situaciones que no son todo lo transparente como se quisiera. Nosotros incorporamos una glosa en el presupuesto en el que se define y regula lo que se paga.
Estas son aristas que se contraen en la deuda hospitalaria.
Aquí es importante definir algo: gastamos un porcentaje extraordinariamente bajo del presupuesto público en salud, no más de 3,5%, en un escenario de una población envejecida, que significa más atenciones y gasto. Lo que va a salud es menos de lo que va en países desarrollados. Aquí hay que aumentar el presupuesto público en salud, porque hoy el sistema está crónicamente desfinanciado. Es acorde a esto que exista deuda. En la práctica, uno se pregunta por qué mejor no transparentamos un plan para ir subiendo de manera progresiva cuánto es lo que vamos a poner en salud en base al crecimiento del país, porque al final igual se inyecta, pero no en el presupuesto, sino que durante el año.
¿Cómo ve lo que ocurre con el sector privado? ¿Está Fonasa capacitado para recibir más beneficiarios?
Estamos capacitados para recibir a todas las personas, pero cualquier avance en salud tiene que asegurar que todas las personas tengan los mismos derechos, y en esto hay componentes que tienen relación con las isapres y otros con Fonasa. En el caso de las isapres, tiene que ver con que las personas no pueden ser limitadas por preexistencia, que tengas un plan de salud similar para todos, entre otros factores. Esos requisitos también tienen que ser para Fonasa, pero para poder cumplirlos el seguro público tiene que poseer algunas facultades que hoy no tiene.
¿Qué tipo de facultades?
No tenemos las mismas posibilidades de ofrecer mejor cobertura a personas que quieren mejor hotelería: si estás en Fonasa y no quieres ir al hospital, yo te podría decir bien, pero en vez de poner el 7% de tu sueldo, pon de forma voluntaria un porcentaje adicional que permita que te paguen eso. En segundo lugar, necesitamos tener disminuida esta brecha de las prestaciones aranceladas versus las financiadas, y todo eso significa ordenar también a Fonasa. Lo peor que nos puede pasar es que ordenemos el tema en isapres, pero que la gente de la clase media no vea ninguna solución para ellos.