"Muchos depredadores atacan al ganado y aves de corral durante el atardecer y la noche. El puma, por ejemplo, sería un depredador nocturno,  que ataca uno o varios animales a la vez, arrastrándolos y enterrándolos para poder consumirlos más adelante", relata Gerardo Acosta, médico veterinario del Programa de Investigación Aplicada en Fauna Silvestre de la U. Austral de Chile (Uach).

El ataque de los depredadores a la ganadería es un conflicto  conocido, pero en realidad no existen datos que permitan cuantificar su verdadera magnitud. Por esta razón, Acosta, junto a un equipo de expertos de la universidad, diseñaron un sistema que permitirá al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) monitorear este fenómeno.

El programa, bautizado como Sistema Informático para el Monitoreo de Ataques de Carnívoros (Simac), servirá para  ingresar las denuncias y desplegar distintos niveles de alertas para conocer dónde se están concentrando los incidentes protagonizados por el perro, zorro culpeo, zorro chilla, puma, güiña y visón, que son las especies que más acechan al ganado ovino, caprino, vacunos y equino (ver infografía).

Según Acosta,  los ganaderos estiman que las pérdidas de su ganado menor,  ovinos y caprinos,  por parte de carnívoros silvestres, como pumas y zorros, ascenderían cerca del 8%. "Si estas pérdidas las extrapolamos a todas las regiones incluidas en el estudio y si se asume que algo similar ocurre a nivel nacional, el costo económico sería enorme", explica.

ESTUDIO

El diseño del Simac se realizó en el marco del  "Estudio de percepción conflicto ganadería-depredadores", un proyecto Corfo, que tomó dos años de trabajo en terreno y otro de análisis de datos.

De acuerdo con la investigación, las tres especies que los ganaderos perciben como más perjudiciales son el puma, el zorro culpeo y el perro, ya que éstas son las que predarían sobre ganado de mayor tamaño y de más valor. También hay otras especies que son reconocidas como de importancia como el visón en las zonas del sur del país o algunas aves rapaces que predarían sobre aves de corral.

Acosta explica que no existe consenso si la problemática ha aumentado o no durante los últimos años, porque justamente no hay herramientas que permitan tener claridad estadística. No obstante, lo que sí arrojó el trabajo en terreno es que los  ataques ocasionados por perros si se describen como más frecuentes que años atrás.  "Lo cual podría explicarse al incremento de las actividades humanas y la falta de una política clara sobre tenencia responsable de mascotas", dice el experto.

De acuerdo con los reportado por los ganaderos a los investigadores, los ataques protagonizados por perros ocurrirían preferentemente en zonas de baja altitud, cercanas a caminos y en áreas de poca vegetación nativa, es decir, en las zonas donde se desarrolla gran parte de la ganadería.

Los ataques de carnívoros silvestres, en tanto,  se producirían con mayor probabilidad en áreas alejadas, boscosas, y de mayor altitud, donde la población humana existente está más aislada y posee menos recursos.