A todos nos ha pasado más de alguna vez durar pocos minutos sentados en una silla. Esto ocurre porque el humano, cuando se sienta, concentra el 75% de su cuerpo en un espacio pequeño, y si la silla no cuenta con un buen diseño se corta la irrigación sanguínea.
La ergonomía se presenta entonces como una solución. Ha sido descrita como la ciencia de la vida cotidiana que utiliza el conocimiento de la actuación humana en relación con el diseño y la ingeniería para crear sistemas, productos y servicios que sean seguros, eficientes y agradables de usar. Nuestro tamaño y forma, cómo nos movemos, lo que vemos, oímos, sentimos y también cómo pensamos, es información que se recopila y se aplica por ergonomistas para ayudar al diseño de objetos cotidianos y extraordinarios.
"Más antiguo que el hilo negro", es como define Carlos Hinrichsen, director de la Escuela de Diseño DuocUC y presidente de ICSID (International Council of Societies of Industrial Design), la intención, desde tiempos inmemorables del hombre, de relacionarse de la mejor manera con los espacios y objetos.
El arquitecto francés Le Corbusier avanzó en el tema con el sistema Modulor, siguiendo tratados de la antigüedad, como lo fue lo instaurado por Vitruvio y la regla áurea, usada para conseguir escenarios de trabajo con proporciones equilibradas. Así, el Modulor usó como unidad el tamaño del hombre, estableciendo con ello las alturas correctas de los objetos que usamos y de los elementos de una construcción arquitectónica. Sistemas que fueron la antesala de la ergonomía, una ciencia fundamental dentro del diseño.
En el mundo, la ergonomía da para exhibiciones, demostrando lo esencial que es su aplicación; ejemplo de ello es la del Design Museum de Londres en conjunto con la Universidad de Brunel, que estará abierta hasta el 7 de marzo del 2010. Esta exposición revela la exploración de la teoría, los principios y los métodos utilizados y aplicados para crear artículos de calidad. Desde la típica huincha de medir y el control remoto de la televisión, hasta las zonas de gran envergadura y complejidad de los sistemas de transporte y atención médica, por ser la ergonomía el estudio de la forma en que se interactúa con los productos, la relación entre el hombre y la máquina, cuyo objetivo principal es optimizar esta afiliación simbiótica.
"Con relación al impacto de la ergonomía en el desarrollo de productos, servicios y experiencias de diseño, me parece importante mencionar que esta es una clave variable si se parte de una simple constatación u observación de que todo ser humano necesita de un conjunto de objetos, utensilios, elementos, productos, familias o sistemas de productos y/o equipamientos, con distintos grados de simpleza o sofisticación, para desarrollar actividades tan cotidianas como, por ejemplo: trabajar, dormir, comer, reposar, meditar, leer, cocinar, trasladarse, hacer deporte, bañarse, etc., y que este conjunto de elementos lo ayude a desenvolverse en la vida con plenitud y eficiencia, desde que nace y durante toda su vida", afirma Carlos Hinrichsen, ejemplificando que "uno identifica que un producto está mal desarrollado cuando te deja marcas en el cuerpo. La mejor muestra de esto es decir que el buen zapato es el que no se siente".
En Chile existen buenos ejemplos de lo que es la ergonomía. Empresas como Ducasse Industrial, enfocada en el diseño de soluciones integrales para la industria del mueble, y Virutex Ilko, dedicada a la producción y distribución de productos de aseo y cocina, han marcado pautas en el tema.
"La ergonomía se relaciona con el diseño universal por sus potencialidades y proyecciones, ya que busca dar respuesta a necesidades de la tercera edad, discapacitados y seres humanos sin limitaciones", rescata Carlos.
La ergonomía es el héroe anónimo del buen diseño. Es una línea delgada que si se está a un lado habla de éxito y del otro puede ser catastrófico o pasar sin pena ni gloria.