Sólo los ojos. Ésta es la única parte del cuerpo que pueden mover las personas que sufren el síndrome de enclaustramiento, una enfermedad que se produce por una lesión en el tronco cerebral causada por un accidente vascular o un golpe. En términos sencillos, se corta irremediablemente la comunicación entre las neuronas cerebrales y las motoras, ubicadas en la médula espinal y encargadas de producir los movimientos voluntarios del cuerpo, incluyendo el habla.
Un grupo de investigadores de diversas universidades y hospitales de EE.UU., desarrollaron un sofisticado sistema bautizado como Neuralynx, que permite, sin cable alguno, captar la actividad de las neuronas encargadas de producir el lenguaje y transformarla en palabras habladas. Para probar su diseño, reclutaron a un voluntario de 26 años, quien padece el síndrome de enclaustramiento, luego de sufrir un grave accidente a los 16 años de edad.
Los científicos implantaron electrodos en la corteza promotora, una zona del cerebro relacionada con el lenguaje. Estos dispositivos tienen la capacidad de captar los impulsos de las neuronas y transformarlas en ondas de radio, las que pueden ser captadas por un decodificador que las digitaliza y las envía a un sintetizador de voz, el que finalmente emite el sonido de la palabra que el paciente pensó.
"Este trabajo constituye el primer uso exitoso de implantes permanentes para controlar un dispositivo externo", explica Frank Guenther, académico de la Universidad de Boston y líder del estudio. Los expertos tardaron cinco años en desarrollar la tecnología y requirieron un período de cinco meses para entrenar al paciente en el uso de la herramienta.
Los científicos lograron que el joven produjera el sonido de ciertas vocales en un tiempo récord: 50 milisegundos entre el impulso en la corteza cerebral y la emisión del sonido por el sintetizador. "Esta velocidad es similar a la transmisión nerviosa natural", explica Patricio Sandoval, neurólogo del Hospital Clínico UC.
El procedimiento sigue la huella de otros estudios que han logrado utilizar los impulsos cerebrales para producir movimiento en las extremidades de pacientes parapléjicos. A juicio de Sandoval, esta experiencia resulta promisoria y agrega que "el futuro de la rehabilitación va por el camino de incorporar la robótica".
Para Archibaldo Donoso, neurólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile, el desarrollo de este dispositivo demuestra "que el pensamiento no es una cosa etérea, sino que tiene una base fisiológica en las ondas eléctricas cerebrales".
Los científicos a cargo del estudio indicaron que ya están trabajando en el perfeccionamiento del dispositivo para lograr captar los impulsos eléctricos de una mayor cantidad de neuronas, lo que permitiría una comunicación más compleja. El dispositivo sería útil para pacientes como Rom Houben, un belga que vivió 23 años con un diagnóstico erróneo de coma, cuando en realidad sufría síndrome de enclaustramiento, o para quienes como Stephen Hawking sufren esclerosis lateral amiotrófica, mal degenerativo que impide moverse y hablar.