Es una de las pinturas más enigmáticas de la historia del arte y una de las más complejas de su propio autor, El Bosco. Nacido en 1450 bajo el nombre de Hieronymus Bosch, el artista holandés se hizo conocido por sus cuadros protagonizados por una humanidad que incurre en el pecado y es condenada a sufrir. En el tríptico El Jardín de las Delicias, datado entre 1490 y 1500, el artista lleva esa idea a la máxima expresión. Cerrado, muestra un globo terráqueo con el planeta dentro de una esfera transparente; mientras que abierto se divide en tres: en el panel izquierdo se recrea la creación del mundo con Adán y Eva expulsados del Paraíso; el del centro muestra un Paraíso falso entregado al placer y la lujuria, y el de la derecha plasma de lleno el Infierno.
Pieza clave de la colección del Museo del Prado y de la actual muestra que conmemora, hasta septiembre, los 500 años de muerte de El Bosco, El Jardín de las Delicias es ahora también protagonista de un documental donde es analizada por diferentes expertos y admiradores del holandés. Dirigida por José Luis López Linares, El Bosco. El Jardín de los sueños tuvo un preestreno en el propio museo, para este jueves estrenarse en un centenar de salas españolas. Con una duración de 84 minutos, la cinta también será distribuida posteriormente a otros países europeos, como Italia, Inglaterra, Polonia y República Checa, además de Estados Unidos y América Latina.
"La película es una gran conversación sobre el cuadro. El espectador participa haciéndose las mismas preguntas que se hacen los demás; algunas tienen respuestas y otras no. El cuadro funciona como un espejo, refleja lo que estás mirando", explicó el director del documental, coproducido por su agencia López Li Films y el Museo del Prado, y con apoyo de Fundación BBVA y RTVE.
La idea original fue de Reindert Falkenburg, uno de los mayores expertos en la obra de El Bosco, quien afirma que el tríptico de El jardín de las Delicias fue concebido como un elemento de conversación para la corte de los duques de Nassau, ubicados en Bruselas, a quienes habría estado destinada la obra. Posteriormente fue confiscada durante la guerra de Flandes y fue adquirida por el rey Felipe II en 1593, quien la llevó al monasterio de El Escorial. Recién en 1939 fue trasladada al Museo del Prado para su restauración, y quedó para siempre en su custodia.
En la cinta aparece un gran contingente de figuras de la cultura, desde escritores como Salman Rushdie, Orhan Pamuk y Cees Nooteboom, el artista Miquel Barceló, los músicos Ludovico Einaudi y William Christie, el filósofo Michel Onfray y el historiador del arte Phillipe de Montebello. También se planeó al participación de Umberto Eco, pero su grabaciones no lograron realizarse. En el filme todos diseccionan la obra de El Bosco y su propia figura, de la que en verdad poco se sabe: el artista no dejó otros documentos más que sus pinturas, las que no están fechadas y muy pocas firmadas. De hecho El Jardín de las Delicias no tiene su firma, pero nunca se ha dudado de su autoría.
La obra, hecha en madera de 220x 389 centímetros, destaca por su ambiciosa y simbólica iconografía, representada en personajes sarcásticos, grotesco y oníricos. El Bosco, quien por su técnica e ideas influyó en una gran cantidad de maestros holandeses, estaba imbuido en la cosmovisión medieval, repleta de creencias sobre la brujería, la alquimia y los bestiarios, que influyeron en su mirada un tanto moralista, pero lleno de humor, donde de alguna forma anticipa los conflictos de la Edad Moderna.