El aferramiento que el primer ministro Silvio Berlusconi tiene a la televisión en Italia es el protagonista de Videocracy, un nuevo documental que aborda cómo su imperio mediático ha dado forma a la información y a la cultura en el país durante 30 años.

Proyectado en el Festival de Cine de Venecia esta semana, Videocracy mezcla imágenes de coristas con poca ropa -un rasgo característico de la televisión italiana- con noticias repletas de apariciones públicas de Berlusconi y entrevistas con famosos de la televisión o aspirantes a serlo.

Para el director Erik Gandini, que nació y creció en Italia pero ahora vive en Suecia, el mensaje es claro: Italia es hoy una "república televisiva", encarnada por Berlusconi, donde el entretenimiento y la política están entrelazados.

Un ejemplo de ello, dice, es que una antigua corista es hoy ministra de Igualdad de Berlusconi.

Videocracy apunta a la penetrabilidad de la televisión en la vida italiana, lo que la convierte a ojos de muchos, particularmente de los jóvenes, en una plataforma de lanzamiento para la fama y el dinero instantáneo.

"Obtienes una fotografía de una generación que está muy, muy obsesionada con las marcas, con su propio aspecto, que no está demasiado interesada en política, ni en el mundo", dijo Gandini a la agencia de noticias Reuters en una entrevista.

"Tienes un país que culturalmente está atrapado en una burbuja de valores que son lo que yo llamo videocracia, donde la imagen lo es todo", añadió.

Dado que el 80% de los italianos usan la televisión como primera fuente de información, el poder de la televisión se acrecienta considerablemente por el control que Berlusconi ejerce sobre ella, dijo Gandini.

"La gente no lee muchos periódicos. La televisión es el medio que tiene un impacto mayor, es por eso que Berlusconi es tan fuerte", sostuvo.

"Lo que sale en televisión existe y lo que no sale, no", añadió.

El magnate de los medios de comunicación y tres veces primer ministro, de 72 años, ha hecho una fortuna de la televisión comercial, que él mismo lanzó en Italia a finales de la década de 1970.

Su imperio, Mediaset, posee las tres primeras redes privadas del país. Mediaset y los tres canales estatales de la RAI, sobre los que Berlusconi tiene una influencia considerable como primer ministro, representan un 80% de la televisión abierta del país.

Berlusconi niega que exista un conflicto de intereses y dice que no tiene influencia sobre Mediaset o los programas de la RAI.

Ambas cadenas se han negado a difundir anuncios de promoción de Videocracy, que recibió una cálida acogida en Venecia y se estrena en los cines italianos el viernes.