El ex dictador brasileño Emilio Garrastazú Médici y el ex Presidente estadounidense Richard Nixon coincidieron en la necesidad de derribar a sus pares Salvador Allende y Fidel Castro, en una reunión de 1971 junto a Henry Kissinger, según documentos desclasificados, y que fueron publicados hoy por la prensa brasileña.
Un documento inédito publicado hoy por Folha de Sao Paulo cita al general brasileño, quien le dice a Nixon durante un encuentro en la Casa Blanca el 9 de diciembre de 1971, que Brasil está "trabajando" en el derrocamiento de Salvador Allende.
En el texto se lee que Nixon le preguntó a Médici si los militares chilenos estarían dispuestos a colaborar en la asonada contra el socialista Salvador Allende.
Médici, quien ocupó la presidencia de facto entre 1969 y 1974, dijo que Allende sería derribado en Chile por las mismas razones que llevaron al golpe contra el Presidente constitucional brasileño Joao Goulart, en 1964.
La familia de Joao Goulart abrió un proceso contra el Estado norteamericano por su complicidad en el golpe que instauro la dictadura brasileña que se prolongó hasta 1984.
Según los hijos y la esposa de Goulart el embajador norteamericano en 1964, Lincoln Gordon, y el agregado militar, Vernon Walters, participaron activamente en la destitución del ex Mandatario. Precisamente Walters fue uno de los participantes en la cumbre de Médici y Nixon en el Salón Oval, de la Casa Blanca, en la que obró como intérprete gracias a su dominio del portugués.
AYUDA ECONOMICA
Henry Kissinger, asesor de Seguridad Nacional de Nixon, y único sobreviviente conocido de esa cita, fue quien transcribió el informe recientemente liberado a la opinión pública.
Nixon comentó a Médici que podía enviar dinero o "alguna otra ayuda" a los grupos sediciosos chilenos, para "evitar" nuevos experimentos izquierdistas como los de Allende y el cubano Fidel Castro, consigna el documento obtenido por la ONG Archivo Nacional de Seguridad.
Médici y Nixon también coincidieron en la necesidad de poner fin al gobierno de Fidel Castro y que una de las formas de hacerlo era dando respaldo a los exiliados anticastristas.
También analizaron las presiones para el retorno de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA).
Nixon mencionó que Perú, entonces gobernado por militares nacionalistas liderados por el general y presidente Velazco Alvarado, encabezaba un movimiento internacional en favor de la reincorporación cubana al organismo hemisférico.
REACCIONES
Las informaciones contenidas en los documentos desclasificados no sorprendieron a estudiosos y diplomáticos brasileños.
Jair Krischke, uno de los más respetados investigadores de la dictadura brasileña, dijo a ANSA que Brasil fue "vital" en la estrategia "norteamericana de desestabilización no sólo en Chile" sino en el Conos Sur desde fines de los años 60 "cuando se comenzó a enviar agentes de inteligencia y expertos en torturas".
Krischke recordó que en 1971 agentes brasileños "ya seguían en Santiago" los pasos de exiliados brasileños.
Por su parte Roberto Abdenur, ex embajador brasileño en Washington, declaró que la información "no llega a ser una sorpresa".
"Lo que Médici y Nixon hicieron fue sellar al más alto nivel y en términos de una colaboración organizada algo en lo que ambos lados estaban empeñados" desde hacía un tiempo.