El actual responsable de Finanzas del Partido Laborista británico, Ed Balls, desempeñó un papel central en un complot urdido con otros aliados de la formación para derrocar al entonces primer ministro, Tony Blair, según revelan documentos secretos divulgados este viernes por el diario "The Daily Telegraph".
El citado periódico señala que tanto Balls, como el actual líder del principal grupo opositor, Ed Miliband, comenzaron a planear la "división" del Partido Laborista a partir de julio de 2005 y hasta el 2006, con el objetivo de apartar a Blair del poder.
Ese rotativo tuvo acceso a ficheros secretos, notas escritas a mano y varias cartas intercambiadas entonces entre Blair y Gordon Brown que revelan la "extraordinaria fisura" que existía en las más altas instancias del laborismo por aquel entonces.
En dichos documentos se aprecia también por primera vez la opinión de Brown sobre Blair expresada en sus propias palabras y letra, y hasta ahora objeto de especulaciones.
Así, el ex titular de Economía califica a Blair de "turbio" y "superficial".
También, según esta información, Brown habría ordenado a Balls adoptar un enfoque "brutal" para limpiar al Partido Laborista de la influencia de Blair.
Por su parte, las memorias de Blair, cuya versión actualizada se publicó este jueves, detallan la frustración del ex líder laborista hacia el comportamiento mostrado por el entonces ministro de Finanzas (Brown).
En una de esas notas, Blair advierte a Brown que "la división en lo más alto nos está matando".
En cuanto a los archivos de Balls -los documentos personales del ahora responsable de Finanzas del partido opositor-, detallan cómo los aliados de Brown conspiraron a partir de julio del 2005 para derrocar a Blair del Número 10 de Downing Street, sede del gobierno británico.
Esos documentos proporcionan una visión detallada del papel central adoptado por Balls en dicho complot y revelan que Brown pasaba a su ex ayudante documentos secretos que Blair le había entregado a él en confianza.
Los archivos también arrojan información sobre la celebración de reuniones secretas, encuestas de opinión sobre las políticas de Blair y acerca de la manera en que los aliados de Gordon Brown trataron de modernizar su imagen.
Las notas también muestran que tres de los principales conspiradores de esa trama ocupan actualmente cargos de confianza en el Partido Laborista: los citados Ed Balls y Ed Miliband y el responsable de Asuntos Exteriores, Douglas Alexander.