No todo es fiesta en el Carnaval de Rio de Janeiro. O sí, pero sin perder el espíritu crítico. Y tanto grandes escuelas de samba como 'blocos' de calle aprovecharán la ocasión para lanzar sus dardos contra los múltilpes problemas de un Brasil en crisis.

En el Sambódromo, símbolo de la gran fiesta carioca, la 'escola' Sao Clemente desfilará ante 70.000 personas evocando un tiempo lejano, la Francia de Luis XIV, para plantear un tema demasiado familiar, la corrupción.

Entre las pelucas y los bucólicos jardines del Rey Sol, el 'enredo' evocará la historia de su ministro del Tesoro, Nicolás Fouquet, que se llenó los bolsillos de dinero público para construirse el majestuoso palacio de Vaux-le-Vicomte.

"Es una fábula, un enredo (tema) divertido porque es oportuno, porque esta cosa de tanto robo es algo bien antiguo y conocido", dice a la agencia AFP la directora artística de esta escuela, la multipremiada carnavalesca Rosa Magalhaes, que dirigió la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Rio.

Sao Clemente tituló irónicamente la samba que cantará como "Onisuaquimalipanse", del francés 'Honni soit qui mal y pense' (que se avergüence quien piense mal), aunque esta historia podría sonrojar a más de un político en Brasil.

EL AGRONEGOCIO SE ENREDA

Además de esa alegoría al megaescándalo de corrupción de Petrobras -que ya llevó entre rejas a importantes políticos y empresarios- el Sambódromo también será escenario para la crítica más directa de la escuela Imperatriz Leopoldinense contra los poderosos empresarios agrícolas, el llamado agronegocio.

Su 'enredo' es un homenaje a la naturaleza y las tribus del Parque Indígena de Xingú, en Mato Grosso, amenazado por la deforestación, los pesticidas y la construcción de la central hidroeléctrica Belo Monte.

"Sangra el corazón de mi Brasil / El bello monstruo (la hidroelétrica) roba las tierras de sus hijos / Devora las matas y seca los ríos / Tanta riqueza que la codicia destruyó", cantarán y bailarán los más de 3.000 miembros de esta escuela.

La letra escandalizó a los empresarios agrícolas, que mandaron airadas cartas atacando Imperatriz Leopoldinense, y llegó incluso al Congreso, donde un senador de la bancada ruralista pidió una sesión para investigar a los patrocinadores de la escuela.

Entretanto, una de las escuelas de samba más populares, Mangueira, hablará de la diversidad religiosa exaltando el candomblé y el ubanda en el primer Carnaval con la alcaldía dirigida por un evangélico, una religión que critica esos cultos animistas afro-brasileiros y el carácter lascivo del Carnaval.

Marcello Crivella, de hecho, probablemente se ausentará el viernes de la tradicional entrega de las llaves de la ciudad al rey Momo.

TEMER, TRUMP, PERO NADA DE DILMA

Este será también el primer Carnaval después del 'impeachment' de la izquierdista Dilma Rousseff, sustituda por el conservador Michel Temer. En el 'pre-carnaval' callejero, los blocos y su público, mucho más deslenguados que las escuelas de samba, ya apuntaron contra él.

Y el presidente tendrá su propia fanfarria en el centro de Rio el primer día del Carnaval: el elocuente "Bloco Popular 'Fora Temer'".

La idea, que surgió espontáneamente en una conversación de amigos sindicalistas, empezó a circular por Facebook -con un logo del mandatario con un sombrero de payaso- y su presentación ya tiene alrededor de 6.000 personas confirmadas y más de 13.000 interesadas.

"El carioca suele decir que el año empieza después del Carnaval, pero este año no podíamos darnos el lujo de sólo pasarlo bien. Necesitábamos manifestarnos porque el gobierno no está esperando a que pase el Carnaval. No nos daremos cuenta y ya tendremos la reforma de las pensiones en el Congreso", afirma Duda Quiroga, una de las creadoras del evento.

El bloco contestatario 'Ocupa Carnaval' será uno de los presentes en esta concentración y ya tiene preparada su 'marcha': "Eh, escucha ahí / Temer va a caer / Es golpista y ladrón / Jamás ganaría una elección".

Aunque la creatividad carioca no tiene límites, las últimas tres semanas de calentamiento para el maratón carnavalesco han dejado ver las tendencias de disfraces de este año.

Han empezado a aparecer hombres emulando la criticada foto con sujetador y velo de Beyoncé embarazada, alusiones a los paquetes de austeridad del gobierno o la grave crisis financiera de Rio, pero también un disfraz sorprendente: personas con sombrero de paja mexicano asomando la cabeza por una tela de ladrillos, el muro de Trump.

El nuevo presidente estadounidense tendrá presencia asegurada en esta fiesta desenfrenada a la que parece no estar más invitada la depuesta Rousseff, que finalmente no va a tener su homenajeante "Bloco da Querida": en dos meses de "crowdfounding" los organizadores solo consiguieron reclutar a tres personas y recaudar 60 reales (20 dólares).