Después de formar parte de la Selección en los últimos dos partidos amistosos, ante Perú y Bolivia, Enzo Roco regresó a España el 15 de octubre para integrarse nuevamente a la disciplina de Elche, club de la Primera División de España. Pese a los casi 10 días que estuvo en Chile, el zaguero no perdió su camiseta de titular, actuando en los cuatro partidos siguientes del equipo en la liga hispana.
Curiosamente, pese a su buen rendimiento y continuidad, en un puesto donde faltan especialistas, Roco no volvió a aparecer en la convocatoria de Jorge Sampaoli. Una decisión que extrañó a muchos, tomando en cuenta, además, que es el único defensor central chileno que actúa en ese puesto en alguna de las principales ligas del mundo. Ni siquiera lo hace regularmente Gonzalo Jara, que juega en el Mainz alemán, donde lo ubican preferentemente como lateral izquierdo.
El nombre de Roco es quizás el más emblemático a la hora de buscar una explicación a la falta de recambio en la Roja. Pese a ser titular en la exigente liga española, es despreciado por Sampaoli, quien sigue aferrado a dos volantes centrales para actuar como zagueros, uno de los cuales, Francisco Silva, apenas suma 156 minutos en la liga belga con Club Brujas, actuando como volante.
"Esperemos que aparezcan más chicos jóvenes de proyección. En eso estamos en deuda. No vemos que aparezcan jóvenes para meternos presión", sostenía Claudio Bravo el martes, mostrando su preocupación por la falta de caras nuevas en la Roja.
Sin embargo, el pedido del capitán de la Selección se contrasta con las decisiones adoptadas por el entrenador, que hasta hace poco también abogaba por un recambio. La palabra renovación por el momento no entra en los planes de Sampaoli. En la práctica, sigue aferrado a un grupo de futbolistas que le dio buenos resultados, sin importarle muchas veces lo que indique el carné de identidad o si juegan con regularidad en sus clubes.
Basta revisar la nómina que enfrentará a Venezuela y Uruguay para darse cuenta de que, salvo Diego Sánchez e Igor Lichnovsky, el resto estuvo en el grupo de 30 jugadores que preseleccionó Sampaoli para el Mundial. Todo un síntoma, que, por lo demás, echa por tierra el pensamiento que entregaba públicamente el propio técnico antes del amistoso con Haití en septiembre pasado, cuando anunciaba el término de un ciclo.
"Este grupo necesitaba una consolidación por lo que hizo en Brasil. Ahora todo será distinto y los convocados tendrán que demostrar en sus clubes que pueden seguir en este proceso hasta la Copa América", comentó en ese momento Sampaoli, algo que claramente no se ha cumplido.
Jugadores como Ángelo Henríquez, Nicolás Castillo, Esteban Pavez y Benjamín Vidal, por nombrar sólo a algunos, no han sido tenidos en cuenta por el DT. Los dos primeros lucen argumentos sólidos para pelear un lugar. Sin embargo, ninguno asoma en un futuro cercano como real alternativa.
De todos ellos, sólo el segundo integró una convocatoria tras el Mundial. Pero lo hizo de emergencia, por la lesión de Gustavo Canales en octubre. De lo contrario, habría seguido en Croacia, donde por fin encontró su lugar en el Viejo Continente.
Tanto él como el propio Castillo, exiliado de la Selección desde marzo de 2013, piden a gritos una oportunidad, que se les viene negando sistemáticamente, pese a la gran cantidad de goles que acumulan este semestre: el atacante del Brujas lleva 11, mientras que el ex azul ha anotado 14 con el Dinamo Zagreb.
Sampaoli sigue insistiendo en esa posición con Mauricio Pinilla, quien en febrero cumplirá 31 años, y que cuando es convocado pocas veces tiene chances de jugar.
A diferencia de ellos, otro grupo de jóvenes sí han tenido más oportunidades en este último tiempo. Sebastián Martínez, Juan Delgado y Martín Rodríguez, por ejemplo, hasta se dieron el gusto de jugar algunos minutos al lado de Alexis Sánchez en la Roja.
Caso aparte el de Lichnovsky, que sin jugar un minuto en la Primera División de Portugal, sólo actuando en el Porto B, fue llamado para estos amistosos. Una cara nueva entre tantos históricos, pero que está lejos para ser el inicio de una renovación.