El 21 de diciembre de 2016, un correo llegó a los canoístas Jean Valdebenito y Manuel Chacano: se les anunciaba una suspensión provisional por detectárseles Meldonium en un control antidopaje realizado en los Juegos Bolivarianos de Playa, en Iquique. La envió Jaime Agliati a nombre del COCh. Han pasado ocho meses, pero aún no hay sanción oficial.
"Hoy se practican los controles antidopaje dentro de las competencias de Odebo; sin embargo, no se realiza el protocolo que corresponde con AMA. Es algo bastante curioso. AMA sabe de la situación de los deportistas, porque se lo informó el laboratorio, que por ley debe hacerlo. Pero mientras la Federación Internacional (de canotaje) no lo sepa, no los van a sancionar, y eso es lo que vamos a reclamar en la próxima asamblea", asegura Miguel Ángel Mujica, vicepresidente del COCh y segundo vocal del organismo bolivariano, revelando un proceso viciado en un evento cuyo organizador fue Chile, que invirtió $ 2.100 millones, a través del Ministerio, la Municipalidad de Iquique y el Gobierno Regional de Tarapacá, según dio a conocer el Mindep. En ese aporte está contemplado el financiamiento de las 170 muestras tomadas a los deportistas, por US$ 42.500 ($ 27.752.500).
"Mal hecho. Es lamentable que Odebo no informe, pero nosotros hemos cumplido con los compromisos que asumimos como gobierno, del momento en que firmamos la convención internacional contra el dopaje. Por tanto, en Chile todos los eventos se van a controlar. En los Juegos, la potestad de controlar la tenía la Comisión Nacional de Control de Dopaje, dice Pablo Squella, ministro del Deporte.
El presidente de Odebo, Danilo Carrera, insiste en que "fue la comisión médica la que tomó las muestras". Y se defiende: "El laboratorio informó a todas las partes y nosotros a la Federación Chilena y al COCh".
La situación es extraña. Si bien los comités olímpicos de los siete países que componen Odebo se rigen por la AMA, un dopaje en sus eventos quedan en una anécdota. "Sólo quiero saber qué pasará conmigo. Sí cometí un error, porque no avisé que consumí ese medicamento. Lo ingiero porque previene problemas cardíacos, incluso muertes súbitas. Hay pocos estudios que expliquen por qué es doping, pero lo consumimos por eso", explica Valdebenito.
Un informe de la CNCD, al que tuvo acceso La Tercera, es lapidario con el actuar de Odebo: "Solicitaron al COCh -que no tiene ninguna autoridad antidopaje en Chile- notificar en su nombre al deportista y a la federación nacional del resultado adverso, lo cual, con el afán de colaborar, el COCh realizó. Los deportistas esperan aún tener acceso al debido proceso, inexistente hasta hoy".
Odebo, existe como organización desde 1938, pero no aparece en el documento disponible en la página web de la AMA, algo que María José Pesce, directora de la asociación para Latinoamérica, confirma: "Si en la web no está como signatario, no lo es".
Sin embargo Carrera, dice: "Con el mismo texto que tiene Odesur y Odepa, se aprobó firmar el convenio con la AMA y nosotros estamos integrados a ella". Pese a eso, indica que su entidad no tiene la potestad de sancionar a nadie: "Sólo podemos quitar medallas y trofeos". Los dos deportistas notificados aún tienen las preseas de bronce en su poder. "Ni siquiera me las han pedido", afirma Valdebenito.
Algo similar ocurrió en 2014 con la tenista de playa Francisca Zúñiga, quien dio positivo tras ingerir té de coca. Sin embargo, el organismo nunca informó del dopaje y la jugadora estuvo meses cumpliendo una suspensión imaginaria. "Odebo le cortó la carrera a Francisca, por culpa de puros procedimientos mal hechos", lamenta Luis Alberto Santa Cruz, representante del COCh en la CNCD.
Casi un año después, la entidad bolivariana retiró las medallas a la chilena. "Pero esa notificación nunca llegó", apunta Squella, quien cree que la AMA deberá intervenir tarde o temprano:. "Tiene que pronunciarse".