Tradicionalmente, dormir en camas o piezas separadas ha sido visto como el signo más patente de problemas en la pareja. Sin embargo, silenciosamente comienza a surgir una tendencia mundial que cuestiona el estigma de que un matrimonio que no comparte el dormitorio o la cama es sinónimo de crisis conyugal. En Gran Bretaña, por ejemplo, investigadores del sueño sostienen que uno de los secretos de una unión feliz es dormir solo, ya que cuando se duerme juntos, cada uno de ellos despierta un promedio de seis veces en la noche por su compañero.

Sólo en Estados Unidos, si hace ocho años el 12% de los casados dormía en cama o pieza solo,  el 2005  la cifra se empinó al 23%.  Y en Chile, aunque no existen cifras generales, entre los pacientes del Centro de Trastornos del Sueño de la Clínica Alemana uno de cada tres hombres  afirma que la esposa los manda a dormir a otro dormitorio por disturbios en el sueño. Y el 15% de las mujeres opta, por iniciativa propia, ocupar otra habitación.

El caso de Sofía Araya (29) y su marido, Nicolás, refleja la nueva tendencia. Ellos llevan dos años de casados y desde hace uno y medio duermen en piezas separadas. ¿La razón? Ella se atravesaba en la cama, no lo dejaba dormir, y el día que él terminó la noche en el sofá decidieron separar dormitorios. Desde entonces, dice Sofía, la calidad en la relación conyugal aumentó al doble.

LOS DORMITORIOS DEL FUTURO
El indicador más sugerente de los vientos de cambios proviene de un estudio de la Asociación Nacional de Constructores de Casas, en EEUU, donde arquitectos y constructores  estimaron que para el 2015 más del 60% de las casas hechas a pedido tendrán dos habitaciones principales. Algunos inmobiliarios, incluso, afirman que ya el 30% de las obras actuales tienen estas características. Pero también reconocen que no es fácil para los compradores decirlo abiertamente, por lo que ellos llaman al segundo dormitorio "suite flexible". "No les gusta difundir que duermen separados, porque luego la gente pensará que algo anda mal", dice a The New York Times Charles Brandt, diseñador de interiores.

DE ALONDRAS Y LECHUZAS
Al estudiar los problemas maritales cotidianos que más afectan a la pareja, una investigación de la universidad de Wisconsin concluyó que el mayor conflicto se produce cuando en la pareja uno de ellos despierta temprano listo para entrar en actividad (alondra), y el otro es noctámbulo y duerme hasta tarde (lechuza). En ese escenario la independencia nocturna puede desactivar los conflictos.

Pese a ello, algunos investigadores  sostienen que las pérdidas al dormir solo son mayores que las ganancias, en esto de dormir solo. Michael Perlis, director de investigaciones de Sueño y Neurofisiología de la universidad de Rochester sostiene que es indiscutible que una de las ocasiones más íntimas es el tiempo que la pareja pasa en la cama. "Y cuando eso se suprime de manera regular, hay un impacto en la relación".