Flanqueado por su ex jefa de gabinete y tras días de cuestionamientos, el pasado 13 de febrero de 2015 el hijo de la Presidenta Bachelet, Sebastián Dávalos, renunció a su cargo como Director Sociocultural de la Presidencia, en medio del escándalo por el caso Caval.
"No he cometido ilícito alguno ni delito funcionario", señaló Dávalos desde los jardines del Palacio de La Moneda, donde anunció que daría "un paso al costado" y donde pidió perdón "por este amargo momento".
"Entiendo el malestar que ha generado esta situación y asumo que el perjuicio provocado ha dañado a la Presidenta de la República y al gobierno, quienes cuentan con mi total y absoluta lealtad. Es debido a lo anterior que no me queda más que pedir humildemente perdón por este amargo momento. Entiendo además que esto para algunos pudiera no ser suficiente", señaló.
- Lee también: A dos años del caso Caval: Un golpe en tres actos
Los hitos de la renuncia
La decisión de Dávalos ocurrió en medio de las críticas por el crédito de $6.500 millones otorgado por el Banco de Chile a Caval, empresa donde su esposa, Natalia Compagnon, posee el 50% de la propiedad.
El caso estalló luego que revista Qué Pasa publicara los detalles del denominado "Proyecto Machalí", donde la empresa adquirió tres predios para luego revenderlos a un precio altamente superior. La operación le reportó a la sociedad ganancias de $2.500 millones.
Desde la oposición acusaron "tráfico de influencias" por cuanto el crédito se consiguió luego que Compagnon y Dávalos se reunieran con el vicepresidente del Banco, Andrónico Luksic, y enrostraron que el préstamo se haya cursado luego de que otras tres instituciones lo rechazaran: Santander, Itaú y BCI.
Otro de los cuestionamientos apuntó a que la compra de los terrenos se hizo considerando que la comuna de Machalí experimenta un auge inmobiliario y que se encontraba en proceso de definición de un nuevo plano regulador, donde terrenos de uso rural pasarán a ser urbanos. El retraso en este proceso hizo abortar una venta por el triple del precio acordado con la firma Ruta 86.
En un primer momento el gobierno blindó a Dávalos, asegurando que se trató de una operación legal y antes de su llegada al Ejecutivo. En este contexto y como una medida de "transparencia", La Moneda informó que Dávalos daría a conocer su declaración de patrimonio, pese a que la ley no se lo exigía. Sin embargo, lejos de apaciguar los ánimos, el contenido de la declaración intensificó los cuestionamientos. Frente a los reparos, el gobierno delegó en Dávalos su defensa.
"Todo esto lo tiene que responder él, en detalle", dijo el entonces ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. En tanto, el ministro José Antonio Gómez reconoció que "el tema no es grato en absoluto, pero sin duda que es una situación que tendrá que resolverse por él en el momento que sea oportuno. Nuestro objetivo es que los antecedentes estén sobre la mesa".
Tres meses después de la salida de Dávalos, su ex asesora, Erika Silva, dejó las oficinas de la cartera tras ser desvinculada por polémicas críticas a Peñailillo.
"Yo creo que el señor Peñailillo va a ser presidente en unos 15 años más. Yo creo que Peñailillo no es un hombre malo. Yo creo que Rodrigo Peñailillo es un ministro que se equivocó. Acá somos todos humanos y todos nos podemos equivocar. Yo creo que a él le duele en el corazón, de principio a fin, saber lo que impactó eso en la Presidenta, a la que le juró lealtad", aseveró la ex funcionaria a la prensa.