Septiembre ha sido un mes fructífero para el primer ministro indio Narendra Modi, quien asumió el cargo el pasado 26 de mayo. A principios de mes, regresó a casa desde Japón con la promesa de inversiones niponas en India por unos US$ 35.000 millones en cinco años. Ayer, en tanto, partió la visita oficial del Presidente chino, Xi Jinping, de quien se espera mejore la oferta japonesa en US$ 75.000 millones para potenciar una estratégica alianza entre India y China, vecinos que en conjunto suman más de 2,6 mil millones de habitantes. Es decir, el 36% de la población mundial. Según escribió el propio presidente chino en una columna publicada en el diario indio The Hindu, "la combinación de la 'fábrica del planeta' (en referencia a China) y del 'back-office del planeta' (en referencia a India) debe crear la base de la producción más competitiva y el mercado de consumidores más atractivo".

Pero la inyección de dinero no es todo lo que estará en juego en las reuniones indio-chinas, aunque a Modi el financiamiento de Beijing le ayudaría a cumplir con una de sus principales promesas de campaña: la creación de empleo. "Políticamente hablando, el objetivo principal es tratar de eliminar el recelo y elevar la confianza mutua", dijo a la revista Time Zhao Gancheng, director del Instituto para Asia del Sur del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai. Para Beijing, cuya diplomacia en general no ha puesto énfasis en sus vecinos del sur (en especial con aquellos con los que tiene diferendos territoriales), el entendimiento con Nueva Delhi es fundamental ante la influencia de Estados Unidos y Japón. En esa línea, "el anuncio de inversiones chinas es una consecuencia del viaje del encuentro entre Modi y (el premier japonés Shinzo) Abe. Además, China quiere expandir su influencia en contraposición a Estados Unidos. Una forma de hacerlo es invirtiendo y ganando influencia en otros países", dijo a la agencia Efe la analista india Avati Bhattacharya.

A su vez, Modi ha logrado hasta el momento beneficiarse de la rivalidad entre China y Japón al infundir un aire de cierta independencia respecto de ambos bandos. Sin embargo, el primer ministro indio ha manifestado abiertamente su preocupación sobre el "expansionismo" chino, según consignó la cadena británica BBC. Además de ver a China como una competencia, según afirma la agencia France Presse.

Un tema que se espera también sea discutido entre Xi y Modi es el diferendo fronterizo. Mientras China reclama una parte del estado nororiental indio de Arunachal Pradesh (ver infografía), India reivindica la región de Aksai Chin, en Cachemira. Pero, pese a lo delicado del tema, no se espera que haya avances concretos en la materia. Previo al arribo de Xi (quien es acompañado por más de 100 empresarios) y ante el reporte de incursiones de militares chinos en el territorio en disputa, la canciller india Sushma Swaraj advirtió que Nueva Delhi defenderá "firmemente" los más de 3.500 kilómetros de frontera.

De acuerdo con el cónsul general de China en Bombay, Liu Youfa, se espera que durante la visita de Xi -la tercera de un presidente chino en la historia moderna- se cierren acuerdos de inversión en parques industriales, ferrocarriles, autopistas, puertos y plantas de generación de electricidad, según consignó Efe.

Los acuerdos más esperados son justamente aquellos relacionados con el transporte ferroviario, un área en la cual China desarrolla proyectos en Africa. Se trata de un sector crítico para los indios, dado que la red heredada de los británicos está deteriorada y sólo se han construido 11.000 kilómetros de vías en 67 años de independencia, sostiene Efe. China, que instaló 14.000 kilómetros sólo entre 2006 y 2011, estaría interesada en invertir US$ 50.000 millones de acuerdo al cónsul Liu y en asegurar su participación en el futuro mercado de los trenes de alta velocidad con precios más bajos que los japoneses, agrega Efe.