El éxito laboral se persigue con la promesa de satisfacciones personales y retribución monetarias. Pero un buen estatus laboral implica un costo que suele pagarlo la familia. Y esa idea está muy presente en los chilenos: el 69% está de acuerdo con que para ser exitoso laboralmente hay que sacrificar la vida familiar.
Así lo comprobó un estudio de GfK Adimark a 4.800 personas mayores de 15 años, que indagó cómo es la relación de los chilenos con su trabajo. El sondeo detectó un alto nivel de aprobación a la percepción de que el logro profesional implica una importante "cuota" de la vida en familia.
Se trata de un concepto presente en todas las generaciones, especialmente en los mayores. En el grupo entre los 55 y 64 años, el 73% está de acuerdo con esta idea. Entre los más jóvenes (14 a 24 años), la cifra baja, pero sigue siendo del 60% (ver infografía).
La creencia en la incompatibilidad trabajo y familia es alta, pero ha ido bajando en los años, muestra el estudio. Así ,en 2014, la cifra alcanzaba el 77%, lo que en 2015 bajó a 73% y en 2016 llegó a 70%.
José Miguel Ventura, gerente comercial + marketing GfK Adimark, destaca que pese a esa disminución, todavía un porcentaje importante de la población sigue pensando que esto es cierto. "Es una creencia que está todavía muy instalada en los chilenos y nos habla de que a pesar de todos los esfuerzos que se están haciendo para conciliar trabajo y familia, estos aún no son suficientes para que las personas realmente perciban que al desarrollarse en su trabajo no están resintiendo su vida privada".
Es preocupante, dice Ventura, que esa percepción sea tan alta. "Es especialmente preocupante en el caso de las mujeres que son madres, ya que es difícil pensar que pueda crecer de manera significativa la participación laboral femenina si es que aún persiste la creencia de que no es posible compatibilizar trabajo y familia".
Estilo de vida
Al observar el estudio se detecta que la incompatibilidad entre familia y trabajo se percibe mucho más fuerte en los segmentos medios y medios bajos (C2, con el 72% y C3, 71%).
Rodrigo Figueroa, académico de Sociología de la U. de Chile, explica que en los sectores C3 y C2, se vincula a que sus ingresos promedio son bajos y hay una necesidad de incorporar más ingresos para cubrir los gastos que implica ser familia. Pero, además, "tienen gastos en tecnología, que deben compatibilizar con el de entretenimiento, más el gasto de viajar, y muchos contemplan una segunda vivienda, lo que explica el sacrificar el tiempo familiar".
Si bien ha habido importantes intentos por las empresas, tanto del mundo privado como público de tomar medidas que permitan conciliar de mejor manera familia y trabajo, como la reducción del horario laboral, la flexibilización de las jornadas, el teletrabajo, entre otras políticas, sostiene Ventura, "los chilenos aún sienten que el trabajo les quita el tiempo y energía que les podrían dedicar a otras áreas de igual importancia para su vida, como el desarrollo familiar".
Es un tema complejo. En la medida en que exista esa creencia habrá un impacto en la calidad de vida importante, dice Ventura. "Si pienso que por trabajar estoy sacrificando a mi familia o por si estar con mi familia sacrifico mi desarrollo laboral, nunca estaré plenamente conforme ni feliz en ninguno de los dos ámbitos".
Una idea que impacta la salud mental, con la creencia de que "haga lo que haga, "voy a perder", indica Ventura. Que tiene otras consecuencias, como por ejemplo, dice, "algunas personas postergarán la formación familiar (o definitivamente saldrá de sus planes) o algunos decidirán, principalmente quienes son madres, ni siquiera aventurarse en el mundo del trabajo".