¿A qué edad un niño puede tener un celular? Es una interrogante de constante debate. Pero más allá de cualquier argumento a favor o en contra, los padres chilenos son bastante flexibles con el uso de teléfonos celulares.
Así lo muestran los resultados de la Encuesta Casen 2015, que dice que un 11% de niños y niñas de cinco años, tiene un celular funcionando y en uso. Proporción que sube según la edad, a 30% a los ocho años, 50% a los 10 años, 71% a los 12 años y que es un 90% a los 15 años.
Los datos analizados por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, para La Tercera, indican además, que 85% de los encuestados en Casen declara tener un teléfono celular en funcionamiento y en uso (13,9 millones de personas), cifra que en 2006 era de 36%.
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Son cifras que muestran la realidad, pero los estudios dicen otra cosa, señala Daniel Halpern, académico de la Universidad Católica e investigador del think tank TrenDigital. "Nadie recomienda el uso de smartphone antes de los 14 años", aclara.
Si se entregan antes de esa edad, a los 12 años, por ejemplo, los padres deben tener control sobre lo que los niños hacen con el celular. "Que no los ocupen en las noches, porque es difícil para ellos autoregularse, estudios muestran que se generan adicciones a temprana edad y en las noches pierden horas de sueño por quedarse conectados", dice.
Hoy para los niños la propiedad del smartphone comienza antes de tener llaves de su casa. En Chile nueve de cada diez adolescentes llevan el teléfono al colegio, muestra un estudio de Tren Digital.
Uso temprano
Las cifras de Casen 2015 revelan, además, un uso temprano presente en todos los niveles socioeconómicos. En el primer quintil (más pobre) el uso entre los cinco a ocho años es de 16,5%, en ese mismo tramo de edad en el quinto quintil (más rico), es de 22,9%. Entre los nueve y 12 años, es de 44,9% y 67,5%, respectivamente.
"A los cinco 5 años es la niñera electrónica o chupete electrónico. Los padres ven en la tecnología la solución para el aburrimiento de sus hijos, quieren hacer lo que quieren hacer, sin que los niños molesten", indica el experto UC.
Para Halpern, esto tiene consecuencias que se aprecian, por ejemplo, en que los niños al entrar a kínder muestran menos habilidades sociales y de lenguaje. "Interactúan menos al estar todo el rato entreteniéndose con celular o tablet, finalmente lo que sucede es que escuchan menos lo que los demás hablan e incide en lenguaje".
Reglas claras
Ana Vergara, Coordinadora del Programa Protagonismo Infantil de la Universidad Diego Portales (UDP), indica que más que la edad, lo que hay que preguntarse es el uso que le dan.
Una de las posibilidades es que los padres les compran celulares para comunicarse con ellos en todo momento, dice la experta UDP.
Interés que se da más aún en la adolescencia, cuando la autonomía de los niños aumenta, "así le facilitan el irse solos al colegio y pueden conectarse con los padres en el caso de una dificultad. Tiene que ver con hacer un seguimiento de las actividades de los niños, en el caso de las madres y padres que trabajan", señala Vergara.
Pero al usarlos a temprana edad, ellos tienen menor capacidad parta filtrar lo que es íntimo y privado, explica Halpern, "lo que crea conflictos por aspectos íntimos que se van haciendo públicos, por el uso de redes sociales o el grabar imágenes en aplicaciones, donde postean contenido íntimo".
A lo que se suma, dice, que muchos menores tienen clave para que los padres no tengan acceso a sus móviles y, "ellos tienen que saber lo que sus hijos ponen en sus teléfonos", aclara.
¿Autoritarismo de los padres? Para nada, dice Halpern. Lo que ocurre, explica, es que los niños que usan teléfonos inteligentes sienten que en el mundo on line no hay reglas. "No tiene el criterio, es lo mismo de por qué a un niño a pesar que puede manejar un auto no se le permite tener licencia, no es por habilidades, sino porque no tiene el criterio para hacerlo, lo mismo pasa acá".
"Pero los papás chilenos están siendo muy permisivos, ceden a todo lo que los niños les piden. Los niños dicen que quieren tener un celular porque sus compañeros tienen, y se lo dan. Los padres no consideran que reducen los costos negativos si es que hay mediación parental. Pero ellos no saben para qué ocupan los teléfonos sus hijos y no se atreven a pedírselos en las noches", afirma Halpern.