En el dossier de documentación "secreta" sobre la compra del puente mecano -en proceso de instalación en el Biobío a raíz del terremoto de febrero-, el Ministerio de Defensa no incluyó ayer el contrato de compraventa, ni sus cláusulas entre Ejército y la empresa norteamericana Acrow, firmado el 8 de junio del año pasado por US$ 16,6 millones.
Ayer, hasta la sede del consejo no concurrió el ministro Andrés Allamand. En su reemplazo lo hizo el subsecretario para las Fuerzas Armadas, Alfonso Vargas.
Tras una reunión de 40 minutos, Vargas señaló que su presencia era "un acto de deferencia institucional". De hecho, Defensa se negó a entregar cualquier antecedente relacionado con esta compra durante el 2010, cuando la cartera era dirigida por Jaime Ravinet.
Vargas hizo hincapié en que la información entregada "satisface plenamente las preguntas hechas por el requirente".
A su lado, sin embargo, el presidente del consejo, Raúl Urrutia, no se pronunció si quedaba conforme con los papeles entregados y dijo que este caso "podría no estar cerrado efectivamente, si se considera que es insuficiente la documentación". Esa calificación -dijo- le corresponde a la empresa que hizo el reclamo, la británica Mabey. Explicó que la firma podría incluso recurrir nuevamente ante el consejo.
El contrato de compraventa entre el Ejército y Acrow fue solicitado a Defensa en cada una de las resoluciones adoptadas por el consejo. En este documento y sus cláusulas están contenidos los términos reales del negocio.
De hecho, Contraloría en su informe secreto de fines de enero sobre el puente mecano cita la cláusula tercera del contrato para rebatir un oficio del comandante en jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, de fines de diciembre, el que explica que la instalación del puente no era de responsabilidad de su rama. El órgano fiscalizador, sin embargo, señala que "aquello no es efectivo", pues en la citada cláusula se lee "todo el ensamblaje y montaje es por el comprador".
Ayer, en Defensa señalaban que la pregunta de Mabey fue si existía un contrato, a lo que ayer respondieron afirmativamente. No obstante, la firma británica hizo esa consulta el 13 de mayo, cuando se desconocía si el Ejército había cerrado el negocio con Acrow, lo que se efectuó casi un mes después.