El empresario y ecologista, Douglas Tompkins (71) cuenta que, durante algunos días, tuvo el papel de bombero: junto a otras 100 personas ayudó a apagar el incendio de la ex Estancia Chacabuco, en la Región de Aysén, el parque fundado por su esposa Kristine McDivitt, donde cerca de 3.000 hectáreas resultaron consumidas por el fuego. Pese a la extensión del siniestro, señala que "en comparación con el incendio de Valparaíso, lo de nosotros fue mínimo".
Pasada esta emergencia, los desafíos del ecologista son iniciar el proceso de donación del Parque Pumalín al Estado. Se trata de una reserva de 289.562 hectáreas en la provincia de Palena, Los Lagos, el santuario natural más extenso de Chile, que adquirió a principios de los 90.
Otros proyectos similares son el Parque Corcovado, el cual fue traspasado al Fisco y convertido en Parque Nacional y el nuevo parque que tendrá el país, en Tierra del Fuego, Yendegaia.
"Probablemente Pumalín será la última entrega que hagamos", sostiene el activista estadounidense.
Su donación depende de que sea aceptada por el gobierno. ¿Ha hablado con las autoridades?
Primero, tengo que decir que tenemos casi 100% terminada la infraestructura de acceso público de Pumalín tras la erupción del volcán Chaitén, la que tuvo un costo de millones de dólares. Ahora, se puede decir que el parque es 'donable'. No lo quisimos entregar totalmente golpeado por el volcán Chaitén. Quedaron destruidos caminos, edificios, puentes, campings, se dañó bosques y praderas con las cenizas. Estamos a casi seis años de lo sucedido. Y tomó mucho tiempo recuperarlo. Hoy está 'entregable'.
¿Se iniciaron las conversaciones para concretar el traspaso?
Estamos preparando una presentación. Es un paquete, porque incluiremos otras propiedades que son más pequeñas. Los gobiernos, no importa si son de izquierda o de derecha, cuando hay un privado que dona y ofrece ampliar el patrimonio nacional, en general, aceptan. Es una fundación chilena la que lo hace y es un regalo para el país. Igual que las donaciones anteriores, el destino de Pumalín es que sea parque nacional.
¿Será un "regalo" para el gobierno de la Presidenta Bachelet?
Es una donación. No conozco casos donde al Estado no le importe este tipo de proyectos. En Africa, Canadá y Australia -y he leído mucha literatura en términos de conservación-, no recuerdo que un gobierno no haya estado abierto a estas iniciativas. Las condiciones de los donantes en todo el mundo son las mismas. Si donas piezas de arte a un museo nacional o dinero al Estado para construir un hospital, el donante siempre tiene la condición de que haya un objetivo. El único requisito nuestro es que sea destinado a ser un parque nacional. En ninguna parte del mundo se entrega algo para venderlo.
Ahora, mucha gente dice: Tompkins está poniendo condiciones o forzando al Estado, pero si el Estado está interesado en una donación para venderlo, no tiene sentido hacerlo.
¿El actual gobierno tiene una visión conservacionista?
Estoy 100% seguro de que la Presidenta va a tomar este proyecto en consideración con sus ministros. Tal como lo hicieron los ex Presidentes (Ricardo) Lagos, (Sebastián) Piñera o (Néstor) Kirchner en Argentina, y como miles de casos en muchos países, ella va a tomar esto como positivo: no me cabe duda.
Este ha sido el comportamiento de los gobiernos a lo largo de la historia. Tenemos un parque en la Patagonia (creado por su esposa) donde planeamos lo mismo: tiene pleno acceso público y ya es casi un parque nacional. La designación como parque nacional produce un pequeño cambio. Ya hay mucha gente que piensa que, por ejemplo, Pumalín es fiscal.
¿Por qué se necesitan más áreas protegidas?, algunos sectores podrían pensar lo contrario.
El "sobredesarrollo" en todo el mundo ha destruido el medioambiente, ha cambiado el clima y generado la extinción de las especies. Y estamos lejos de una buena proporción del territorio protegido en el país, porque tenemos un 10%. Los científicos están diciendo que se requiere el 50%.
Si esto es tan elemental, ¿por qué en Chile hay pocas agrupaciones dedicadas a la protección?
Porque la gente está focalizada en el crecimiento sin fin y en el sobre-desarrollo. Tenemos una tremenda crisis ambiental en todas partes. No es factible revertir el cambio climático, van a continuar los efectos negativos y el desarrollo va a a golpear como nunca. El futuro es negro. Por eso, lo que se debe hacer es ampliar el territorio en términos de proyección para equilibrar el desfase que hay entre el desarrollo y la salud de los ecosistemas.
Pero a través del mismo parque se construirá el tramo faltante de la Carretera Austral.
El Estado tiene derecho a construir carreteras, hacer aeropuertos o infraestructura de todo tipo, pero hay normas que el gobierno está obligado a seguir. Lo que se requiere es un Estudio de Impacto Ambiental: el gobierno debe seguir sus propias normas.
HIDROAYSEN
¿En qué estado se encuentra la campaña contra HidroAysén?
Parece un proyecto muerto. La Presidenta (Michelle Bachelet) dijo en su campaña que no era una iniciativa viable y no es un proyecto bien pensado. Hay que desarrollar la energía cerca de los usuarios, es decir, en el norte (para las mineras) y no transportar la energía 2.000 kilómetros, con los impactos que eso trae. Además, las megacentrales son una tecnología obsoleta. Pensamos que se debe utilizar energía solar en el norte del país.
¿Qué rol juegan hoy las organizaciones ambientales?
El movimiento ambiental sigue ampliando su presencia. Las ONG (Organizaciones No Gubernamentales) son el contrapeso ante un desarrollo mal pensado. Nunca fue el argumento que Chile no necesita energía, en el caso de HidroAysén. Lo que dijimos es que debe ser energía amigable con el medioambiente.
HISTORIA PERSONAL
En paralelo a sus iniciativas, usted está editando un libro, ¿en qué consiste?
Es la segunda edición de Wildland Philantropy. Tomamos 40 historias de personas que han conservado tierras en todo el mundo. En el caso de Chile, incluimos el caso de Sebastián Piñera, creador del Parque Tantauco, en Chiloé, con quien he hablado del tema. Esa reserva fue comprada por una fundación sin fines de lucro y tiene pleno acceso público.
¿Cuándo se dio cuenta de que tenía que proteger el medioambiente? Tomando en cuenta que usted fue dueño de una industria antes.
Yo no tuve una epifanía. Cuando tenía 16 años, comencé a ser parte de una ONG ambiental. Partí en los movimientos sociales y luego en el ambientalismo. Quiero decir que no es incompatible trabajar dentro del sistema capitalista y tener sentimientos ambientales.
¿Por qué decidió venir a conservar tierras a Chile?
Vine, la primera vez, en 1961, hace 53 años. Luego de eso, volví constantemente a Chile. Diría que el primer lugar que conocí fue Los Andes, cuando vine a esquiar a Portillo. En esa época, recuerdo que tomé el tren a Puerto Montt y vi el Parque Vicente Pérez Rosales.
Después de eso, volví a escalar, a esquiar, a hacer kayac. Diría que hice los primeros descensos en ríos en Chile: desde el Aconcagua, pasado por Cachapoal, el Biobío, al Baker, en los años 70".
En 1989 decidió comprar un campo en Pumalín y luego de eso comencé a vivir acá. Conozco bien Chile. Y sigo viajando. Cada año, junto a Kris cruzamos por diferentes pasos nacionales y tomamos caminos alternativos hacia Argentina. Con ella, iremos en automóvil hacia San Pedro de Atacama, donde nunca hemos estado. Planeamos a acampar y pararemos en un hospedaje.