Un dramaturgo tras las pistas de García Lorca
El español Alberto Conejero pondrá fin a Comedia sin título, la obra inconclusa del poeta granadino fusilado en 1936, y cuyo legado acaba de pasar a dominio público. El texto verá la luz en 2018 con un montaje, además de su publicación.
Cuando la muerte infame le acorraló el 19 de agosto de 1936, Federico García Lorca ya escribía su próxima obra. Se trataría, en sus propias palabras, de un "auto sacramental laico", en el que el poeta y dramaturgo granadino, nacido en 1898, reflexionaría sobre la inutilidad del teatro -y del arte, por qué no- en medio de un conflicto armado que pusiera en peligro la vida de civiles y creadores inocentes, como él. Alcanzó nada más a terminar el primero de los tres actos de un manuscrito que llegaría a conocerse como Comedia sin título, y cuyo final, protagonizado por un personaje bautizado simplemente como Actriz, retrató el horror ante lo que sucedía afuera, en las calles, con la guerra estallando frente a sus narices y la impotencia de no poder frenarla ni siquiera en la ficción.
"Actriz (Entrando, en voz alta): ¡Lorenzo! (En voz baja y temblando) ¡Lorenzo!", se lee al cierre del primer acto, en el borrador original de poco más de veinte páginas. Por años se habló del texto como "la última obra" del autor de Bodas de sangre y Yerma. Y ahora, a 80 años de su asesinato y desaparición, y cuando su legado acaba de pasar a dominio público, un joven discípulo suyo, el dramaturgo español Alberto Conejero (1978), ha aceptado poner palabras donde no las había y dar fin a la obra. "Realmente la idea del proyecto es anterior al encargo. Diez años al menos que estaba dándole vueltas a la idea. Se lo comenté a Jaime de los Santos -director de la Comunidad de Madrid- y él y su equipo decidieron materializarlo, pero el impulso creativo es propio. Cuando una obsesión persiste, hay que atenderla. Aunque dé vértigo", dice Conejero desde España.
Conocido en su país por su obra La piedra oscura, que lleva ya un par de años girando por Europa, el dramaturgo ya había caído antes en las redes del autor andaluz: junto al director Darío Facal cogió otra pieza breve suya -el Retablillo de don Cristóbal-, tres poemas y una conferencia. El tejido arrojó un nuevo texto al que tituló Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, que debutó en Madrid el año pasado. Sin embargo, aquella antigua obsesión suya con los vacíos de la Comedia sin título lo tuvo cuestionándose cómo terminarla sin su autor. Fueron los hallazgos del periodista argentino Pablo Suero y las declaraciones de la actriz Margarita Xirgu, una de las musas del dramaturgo, las que lo hicieron creer en que el segundo acto quizá sí fue escrito, "pero a día de hoy sigue perdido", cuenta. Conejero tuvo claro que sería la tercera y última parte, en cambio, la que más trabajo le daría, pues ni una sola palabra había sido escrita en él: antes, García Lorca ya había caído entre las ásperas manos del franquismo.
"Por ellos y las propias declaraciones de Lorca sabemos que el segundo acto iba a desarrollarse en una morgue improvisada en la que agonizaba el Autor, y el tercero en un cielo lleno de ángeles andaluces. Yo he ubicado esa morgue en el foso del teatro y el cielo en el propio 'paraíso' del teatro", cuenta. "Se sabe también que el título que barajaba era El sueño de la vida (dialogando con el auto sacramental de Calderón) y que iba a ser su obra más social. Con todos esos indicios, la intuición, el conocimiento de la obra de Lorca y la imaginación y necesidad, he escrito esos dos actos. El no pretender dar lecciones, no es un moralista, sino plantear preguntas de muy difícil respuesta: ¿Qué ocurriría si se abrieran las puertas de la realidad al teatro? ¿Qué sentido tiene hacer teatro en un mundo que lo desdeña? Lorca buscaba en El sueño de la vida una exploración de la idea del sacrificio como acto poético. Estremece cuando pensamos en su inmediato asesinato", añade.
A esas indicaciones y pistas mudas que lo ayudaron a hilvanar un final para la obra, Conejero les llama "cartografía invisible". Así pudo seguir la hebra de García Lorca, el muerto prematuro, y su texto ya terminado debutará durante el Festival de Otoño a Primavera de 2018 en Madrid, y además será publicado por primera vez en una versión íntegra. Y aun cuando contó con "la bendición" de Laura García Lorca, sobrina del poeta, las críticas de algunos de sus pares suyos le cayeron encima: "Entiendo que la figura de Lorca levante todo tipo de pasiones. Pero yo creo que lo peor que se puede hacer con él es idolatrarlo en una custodia, echarle encima el aire cerrado de los museos abandonados. He tenido la necesidad de dialogar con ese primer acto y lo he hecho", afirma. "No he pintado encima de un lienzo, no he destruido una iglesia para construir otro edificio. He dialogado desde el vértigo y la libertad con ese material. Su familia sabe que no hay lucro sino un ejercicio de amor, y Laura me ha tranquilizado y animado. Entiende perfectamente que el teatro es un lugar vivo, no un mausoleo".
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