Situada a pocos kilómetros de Viena, la aldea de Mayerling fue, durante mucho tiempo, el refugio predilecto de la realeza austríaca. Sin embargo, y desde la noche del 30 de enero de 1889, su nombre sólo es sinónimo de tragedia. Al interior del pabellón de caza de la familia Habsburgo fueron encontrados los cuerpos sin vida del heredero al trono, el archiduque Rodolfo, y el de su amante, la joven baronesa María Vetsera. La historia oficial habla de suicidio; otros creen que es un crimen sin resolver. ¿Envenenamiento? ¿Conspiración política? Las hipótesis han inspirado libros, películas, series de televisión, incluso, un ballet.
Con música del compositor austríaco Franz Liszt y coreografías del británico Kenneth MacMillan (1929-1992), Mayerling se estrena por primera vez en Chile y Sudamérica el próximo 10 de octubre, en el Teatro Municipal. "Se trata de una obra que no puede montarse muy a menudo", explica la directora artística del Ballet de Santiago, Marcia Haydée. Además de ser una pieza extremadamente costosa, obtener los derechos puede convertirse en una misión imposible. Desde que MacMillan muriera tras bambalinas en una función de Mayerling en el Covent Garden de Londres, en 1992, su esposa, Deborah Williams, autoriza, personalmente, el remontaje de sus creaciones.
"Deborah es muy protectora con el trabajo de su esposo. Pero yo la conozco desde aquel día en que se encontró con MacMillan por primera vez", dice la ex figura del Ballet de Stuttgart. "No sólo permitió que el Ballet de Santiago presentara Mayerling, sino que viajará exclusivamente para el estreno. Además, accedió a que un diseñador local -Pablo Núñez- se hiciera cargo de la escenografía y el vestuario", adelanta Haydée.
A juicio de la directora, MacMillan es, junto a John Cranko, el coreógrafo más importante del siglo XX. "Fui muy cercana a él. Creó varias piezas para mí. Tenía una técnica diferente, brutal, Mientras Cranko seguía el camino de la luz, MacMillan se empeñaba en mostrar situaciones difíciles, feas. El lado oscuro de la vida".
Precisamente, ese lado oscuro alcanza su clímax en Mayerling, por lo que es considerada una de sus piezas clave. "Este es un ballet poco convencional, muy alejado de los cuentos de hadas. Tiene sexo, drogas, suicidios y una gran intensidad coreográfica y dramática. Es impresionante cómo MacMillan logró transmitir esos estados sin recurrir a las palabras", dice Haydée, que también destaca la dificultad del protagonista, que será interpretado por Luis Ortigoz: "Se trata de un personaje extremadamente exigente a nivel físico e interpretativo. Nunca sale de escena", agrega.
No obstante, y después de 10 años en el cargo, Haydée parece confiada: "El público ha crecido muchísimo. Hoy puedo afirmar que Chile tiene un público de ballet. Mayerling, sin duda, llegó en el momento preciso. Y eso me hace inmensamente feliz".