"No tengo ganas de pasarme el día entero pensando en cosas que podrían ser todavía mejor de lo que son", dice Jürgen Klopp, para explicar su optimismo compulsivo. El técnico del Dortmund, la revelación de la Champions, enseña una sonrisa poblada de grandes dientes y comienza a hablar.

¿Por qué cambió la filosofía del fútbol alemán?

Se impuso a los clubes la obligación de tener centros de rendimiento: profesores de fútbol, entrenadores juveniles mejor preparados y mejores condiciones. Y el que no los tenía, no conseguía licencia ni para Primera ni para la Segunda División. Eso fue muy útil y ahora tenemos una cantidad increíble de jugadores con talento. No dejan de aparecer nuevas promesas. Nos hemos vuelto más valientes sacando al campo a chicos de 17 años. Las cosas han cambiado tanto que ahora lo que nos falta es el juego aéreo. En la selección no hay un solo cabeceador.

¿Y la Bundesliga?

Es fantástica para el espectador. No es la mejor, pero sí la Liga más atractiva de Europa. Va bien en lo económico y hay una competencia muy reñida. Bueno, el Bayern gana un poco más... Y tenemos estadios nuevos. En Sevilla he estado en los dos estadios: son viejos y sin ningún confort.

¿La tradición del líbero fue buena para el fútbol alemán?

El gran impulso evolutivo de principios de los 90 vino con el cambio a un marcaje por zonas centrado en el balón. Ya no se marcaba al jugador. En Alemania, hasta 1994, si tu marca se movía, le seguías hasta el baño. El marcaje en zona hizo que no tuvieras que limitarte a destrozar el juego contrario, sino que podías desarrollar tu propio juego. Tardamos en implementar el 4-4-2.

¿Y los líberos?

Fueron perfectos en su momento. Tuvimos a Beckenbauer, a Matthäus y a Sammer en 1996. Jóvenes que hacían un juego muy inteligente. Pero insistir en eso, sin tener un diseñador del juego desde atrás, ha sido perjudicial.

¿Cuál fue su mayor fuente de inspiración como técnico?

El ballet blanco, el Real Madrid de hace unos años. Entonces pensé: "Si a ese potencial futbolístico le sumamos un plan defensivo… lo convertiría en el equipo perfecto". Y eso hizo el Barça.

El Dortmund rozó la bancarrota en 2005. ¿Su equipo es el resultado de la crisis?

Cuando el club casi había sido rescatado se dieron cuenta de que había que recobrar vitalidad. Y buscaron un entrenador vitalista, que apuesta por un fútbol vivo, que se divierte, que ríe a pesar del descenso del Mainz 05... Si no tienes dinero y, a pesar de todo, quieres calidad, tienes que ser valiente. Y hemos fichado a jugadores muy jóvenes. Formamos una comunidad muy fuerte. Hemos crecido juntos. No tener dinero no significa no poder seguir trabajando, significa solamente que hay que encontrar otros caminos. El club ha seguido su camino con un entrenador de Segunda y un equipo muy joven. Y hemos sido campeones dos veces, lo que nos ha sorprendido.

¿En qué se diferencia el Dortmund de la selección?

En la mentalidad de los entrenadores. Nosotros somos más vivos. Soy más temperamental que Jogi (Löw). Ese es también mi problema, ser muy emocional. Cuando llegué al Dortmund, dije: "Si 80.000 personas vienen cada dos semanas al estadio y en el campo se juega un fútbol aburrido, una de las dos partes, el equipo o los fans, tendrá que buscarse un nuevo estadio". Muchos de nuestros fans recorren 800 kilómetros para vernos y vivir algo especial. Hay que ir a todo gas. Lo hemos llamado fútbol a todo gas. Queríamos derrochar vitalidad. Preferíamos dar cinco veces en el larguero que quedarnos cuatro veces sin tirar a la portería. Mejor perder. Ese fue el comienzo. Tienes que vincular a la gente al club. Los partidos deben tener un efecto más allá del resultado. Todo el mundo sabe que se ha ganado 3-1. Pero lo que se siente es el tiro, el gol, la parada: eso lo llevas dentro toda la semana. Si ganas 1-0 y el juego ha sido muy vivo, el fútbol queda legitimado. No me interesaría tener a Xavi, Messi y Cristiano en el mismo equipo... Ser mejor de todas es como si me pongo a jugar al tenis contra una niña de tres años y estoy al otro lado y remato con fuerza y la niña está ahí de pie con la raqueta... no es divertido. Pero si al otro lado hay un hombre y jugamos al ping-pong, si gano está bien y si no gano probablemente me haya divertido. Para los aficionados es como una droga. Yo no solo quiero ganar, ¡también quiero sentir!

¿Su estilo se aproxima más al Madrid o al Barça?

Al Barça por la presión. Por la defensa alta. Todos quieren jugar como el Barça, pero no es posible. El Barça tampoco podría sin Xavi, Iniesta y Messi. Pero su plan defensivo es perfecto. Quizá ese sea también el problema de Mourinho: que aunque ha pensado mucho en mejorar defensivamente, lleva años sin fichar un defensa, porque a nadie le ha interesado quién juega detrás. Nosotros queremos ser muy, muy rápidos con la cabeza y las piernas. Todo a máxima velocidad. No hay defensa frente a lo que hagas de forma rápida y precisa.

¿Y el mejor entrenador?

Del Bosque es un superentrenador, pero tiene un equipo extraordinario. Sería interesante ver qué hace con Osasuna. Soy el entrenador del año en Alemania, pero lo de Christian Streich en el Friburgo es increíble. Como yo antes en el Mainz: hicimos algo realmente bueno pero no le interesaba a nadie. El mejor no siempre es el que tiene el mejor equipo. Cualquiera podría entrenar a mi equipo. Quizás no se conviertan todos los jugadores en maestros, pero lo que es entrenarlo, eso puede hacerlo cualquiera, son superjugadores. Si tienes un equipo con poco talento y, sin embargo, tienes éxito, entonces es emocionante.

¿Qué aportó Guardiola al fútbol?

Lo más impresionante del Barça es con qué ganas juegan. Messi marca y grita de júbilo como si fuera la primera vez. Xavi recibe cada balón como si fuera el primero de su vida. Y tienes la sensación de que querría cogerlo y besarlo y contemplarlo y seguir jugando. Lo mismo Iniesta. Busquets es el antipático en el centro del campo, el responsable del trabajo duro. Puyol es increíble, un peinado espantoso, pero un superjugador, un ser humano de primera, con un corazón muy grande, se rompe el codo y al cabo de dos semanas está jugando otra vez. Con cuánta motivación luchan por la victoria. En eso son un modelo. Leí una entrevista a Xavi. Le preguntaban si quería ser entrenador y él decía: "No tengas tanta prisa, déjame disfrutar de mi época de jugador". Y piensas: "Juegas al fútbol cada dos días desde hace 20 años ¿y aún quieres seguir?". Eso lo dice todo sobre el juego, pero también sobre Xavi. Son los mejores del mundo. Y eso lo ha impulsado Pep, está claro. Ha sido un trabajo excelente. Pero no siempre tendrá jugadores como esos en todos los clubes, y él lo sabe. Ahora tiene que enseñarnos cómo se hace cuando los jugadores son algo menos buenos.