El indio Anand Viswanathan y el israelí Boris Gelfand disputarán a partir del jueves en Moscú el Campeonato Mundial de Ajedrez, en un duelo que evoca el protagonizado por los rusos Gary Kasparov y Anatoly Karpov durante la Guerra Fría.
El torneo se disputará hasta el 30 de mayo en la Galería Tretiakov, un museo cerca del Kremlin, y el vencedor recibirá un premio de 1,5 millones de dólares.
Los aficionados, sin embargo, también tendrán presente el futuro del juego, con la irrupción en los últimos años del joven prodigio noruego Magnus Carlsen, de 21 años, catalogado actualmente como el mejor ajedrecista del planeta, quien fue eliminado de forma inesperada en el Torneo de Candidatos 2011.
Viswanathan, de 41 años, detenta desde 2007 el título de campeón del mundo, pero está clasificado cuarto en el ránking planetario y no ha ganado ningún torneo en los últimos tres años.
Gelfand, de 42 años, 20º en la clasificación mundial, llegó a la cita tras imponerse en el Torneo de Candidatos.
"Anand es el favorito, objetivamente es el más fuerte", estima un experto de la Federación de Ajedrez rusa, Sergei Smaguin. "Pero la historia demuestra que la teoría del ajedrez mejora en forma significativa con confrontaciones como ésta", agrega, aludiendo al esperado duelo Viswanathan-Gelfand. "No se puede comparar en absoluto esto con los torneos mayores", que se realizan varias veces al año, dijo.
Moscú volverá a ser por un momento la capital mundial de ajedrez, un título que enorgullecía a la ciudad cuando el juego era también una competencia entre el comunismo de la era soviética y el capitalismo de Occidente.
"Estábamos en una situación única que no se repetirá nunca más", señala el editor de la revista "64" (el número de casillas de un tablero de ajedrez), Mark Glujovski. "Las autoridades soviéticas habían decidido, por alguna razón que desconozco, convertir al ajedrez en una disciplina en la que debíamos ser los mejores, como era el caso con el ballet", explica Glujovski.
En esta ocasión se recordará una confrontación legendaria, protagonizada en el Campeonato Mundial de 1984 por Gary Kasparov, por primera vez en final, y Anatoly Karpov, Campeón del Mundo desde 1975.
Después de cinco meses y 48 partidas, las autoridades soviéticas pidieron a la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) suspender ese campeonato sin fin, diciéndose preocupadas por la salud de Karpov -mimado por el dirigente de la URSS de la época, Leonid Breznev-, aunque el jugador quería seguir.
Karpov había perdido 10 kg en la confrontación, pero en última instancia, tras la suspensión, retuvo su título.
Kasparov, madre armenia y padre judío, no era del agrado de los dirigentes soviéticos. Más recientemente, en los últimos años, se ha convertido en un opositor al régimen de Vladimir Putin.
El histórico encuentro Karpov-Kasparov creó una nueva generación de jugadores rusos que sueñan con el título mundial en la actualidad. Según una encuesta realizada en 2010 por VTsIOM, un 49% de los rusos juegan ajedrez.
En la actualidad, sin embargo, el interés en Occidente se centra en el noruego Magnus Carlsen, a quien Glujvoski llama "el Michael Jordan del ajedrez", refiriéndose a la ex estrella de baloncesto estadounidense.
En espera del joven prodigio, a partir del jueves todas las miradas de los amantes del ajedrez convergerán en la Galería Tretiakov, que cuenta con una de las mayores colecciones del mundo de artistas europeos y de impresionistas rusos.