Paseando por las calles de Nueva York, el dueño de la Papelera Palermo y pionero en transformar al barrio del mismo nombre en uno de diseño, Marcos Fernández, encontró aquello por lo que hoy es reconocido en Argentina y Latinoamérica: una pequeña tienda de papeles que lo motivó a cambiar de giro y crear un espacio dedicado a este material, era Kate´s Paperie.

Recuerda que entrar a ese lugar lo alucinó. "Eran cientos de papeles colgando de sus muros, pliegos de colores, texturas e impresiones, y en mesas y estantes, cuadernos y cajas hechos con papel", comenta. Sin embargo, no fue hasta que volvió a Buenos Aires que comenzó con este antiguo oficio.

-¿Cómo partió la idea de crear la papelera?
-Son esas cosas a las que uno llega por un proceso de reflexión, o a partir de una decisión, o puede terminar encontrándose en un lugar que nunca pensó. Este es el caso de la papelera. En Nueva York me di cuenta de la posibilidad de generar un negocio alrededor del papel, abarcándolo desde algo más visual y artístico, que funcionara como un buen soporte y que fuese posible desarrollarlo comercialmente. Con esa idea retorné a Buenos Aires y el 94 arrancamos con la papelera.

-¿Qué crees que contribuyó al asentamiento de la Papelera Palermo?
-Hubo tres factores que ayudaron a su crecimiento: primero, la papelera fue el primer comercio que se puso en el barrio Palermo, que ahora se transformó en un pueblo de diseño. Después, la vuelta del movimiento Arts & Crafs, iniciado en EEUU en la década de los 90.

Es la artesanía vuelta al servicio del diseño, extendida a través de la globalización, por todo el mundo, y nosotros nos inscribíamos en ese rubro. Además, está la importancia que se empieza a dar a lo relacionado al diseño y la imagen, y la necesidad de diferenciarse, lo que contribuyó al crecimiento de la papelera.

-¿Pero el hecho de que la papelera también sea una Casa de Oficios influyó favorablemente a no quedarse en otro emprendimiento?
-El hecho de tener varios rubros y diferentes áreas de negocios nos permite ir equilibrando. En una situación de crisis, para la gente el tema de los talleres son una posibilidad concreta. Todos los que damos están enfocados para que la gente pueda, montar un taller en su casa. En Buenos Aires hay una moda bastante extendida que son las ferias de diseño, en donde gente joven que tiene una producción limitada, la lleva y vende. En Chile también se están extendiendo. La gente está con la necesidad de hacer cosas.

- Después de 15 años, ¿qué viene?
-Estamos muy avanzados con el establecimiento de la Papelera en Río de Janeiro. Ya hemos firmado el contrato. Estamos en la búsqueda de locales. Creemos que es una marca con proyección en Latinoamérica.

-¿Es esta creencia lo que los trajo a Chile a dictar cursos en la Facultad de Diseño de la Universidad del Desarrollo?
-Sí, por eso, nos pareció muy interesante la posibilidad de llegar a Chile, porque es un primer contacto desde un aspecto que nos interesa, que es la enseñanza. Además, cuando la gente se da cuenta de cómo hacemos las cosas es mucho más fácil que las compren, porque se da cuenta de su complejidad. Pero también creemos que el que toma el curso, para aprender y vender lo que hace, colabora con el crecimiento del negocio en general.