Hace siete años, los socios fundadores detrás de la productora Granja Magdalena, un emprendimiento de alimentación saludable, tomaron una decisión que resultó clave para consolidar el desarrollo de su negocio: incursionar en el ámbito del comercio electrónico.
Si bien al inicio el proceso fue lento y demandó harto aprendizaje, el gerente general de la empresa, Juan Carlos Blanco, asegura que el haber incursionado vía e-commerce "fue una decisión fundamental para nuestro crecimiento", porque ayudó a consolidar mucho más la marca en la red. Con una completa página web, que ofrece toda la línea de productos con despacho a domicilio, hoy la firma tiene más de 10 mil clientes inscritos, quienes reciben sus pedidos en un máximo de 48 horas.
El anterior es uno de muchos casos de pymes que han reforzado o consolidado su desarrollo de la mano del comercio electrónico, un proceso que encontró en la alta penetración de internet u otros medios digitales, como, por ejemplo, el teléfono, a su mayor aliado. Las ventajas del e-commerce son varias, coinciden los expertos, siendo las más importantes el hecho de que reduce los costos y gastos que implica una transacción física o presencial, porque evita a las partes involucradas invertir tiempo y recursos en el desplazamiento para concretar el negocio, compra o venta.
Según el último Informe de Economía Digital de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), fechado en 2016, las ventas del comercio electrónico superaron los US$ 25 mil millones en Chile durante 2015.
Ventajas para el negocio
El e-commerce supone ventajas operacionales y comerciales. En el primer caso, porque permite a la empresa disponer de una amplia oferta de plataformas de servicios en internet gratuitas o de bajo costo, provistas por la comunidad open source (software de código abierto), explica el director ejecutivo de Empresas Tuxpan, Santiago Macías. "Esto permite optimizar el flujo de caja y obtener los beneficios del comercio electrónico con un pequeño gasto operacional, sin necesidad de destinar grandes sumas para inversión", dice.
Las ventajas comerciales, en tanto, se generan por cuanto "el e-commerce es una extensión de la fuerza de venta y a través de un portal atractivo cualquier empresa puede conseguir clientes que jamás llegarían físicamente hasta su tienda u oficina", afirma el director comercial de Tivit, Carlos Letelier. Los consumidores, en tanto, se ven beneficiados por la facilidad de acceso a productos o marcas.
Los pasos necesarios
Letelier sostiene que dado el fácil acceso a servidores ubicados en las "nubes" públicas un pequeño comerciante, por ejemplo, puede crear su propia página web, desarrollar una solución básica de comercio electrónico (como puede ser un carro de compra de sus productos), firmar un acuerdo con una empresa que maneje medios de pago para cobrar a sus clientes y hasta definir un esquema de delivery adecuado de su oferta. En su opinión, es posible tercerizar prácticamente todas las funciones y acceder a un mercado que antes no estaba en el radar. "Uno no necesariamente debe ser experto en el tema. Lo que debe hacer es prepararse para tener un canal de venta distinto y masivo", comenta.
¿Cómo llevarlo a la práctica? El gerente general de Emprediem, Sebastián Rodríguez, entrega algunos consejos. Elaborar un catálogo es la partida: "Lo primero y más importante para aprovechar las ventajas del e-commerce es tener buenas fotos, excelentes descripciones de los productos, stock disponible y capacidad de producción en caso de mayor demanda".
Lo segundo importante, detalla el ejecutivo, es identificar la mejor manera de vender por internet, algo que no siempre pasa por desarrollar un e-commerce propio, sino que también puede concretarse sumándose a alguna comunidad, a una plataforma de comercio de productos similares a los de la pyme o incluso explorando ventas rápidas y más baratas vía redes sociales.
Temas legales
Esta semana se abrió una polémica por temas tributarios que rodean al comercio electrónico, específicamente en el ámbito de comercio exterior. "La globalización es una realidad compleja. Abrir nuestra economía al mundo implica que en el mercado local intervienen empresas internacionales; internet significa que se accede al mundo a un clic de distancia", señala Macías.
Lo que queda, entonces, coinciden las fuentes consultadas, es regular aquello racionalmente factible de ser hecho, adaptarse y evolucionar en ese contexto.