Chris Kyle maneja las armas como nadie. Su pulso no falla, su puntería tampoco. Cuando, instalado en los techos de los edificios de Ramadi o Ciudad Sáder, debe liquidar a alguien, existe un 99.9 por ciento de posibilidades de que una vida se apague en Irak. Kyle, que se crió en una pequeña ciudad texana y recibió su primer rifle a los 8 años como regalo de su padre, no sabe hacer nada mejor que disparar al blanco al fragor de la batalla. Ahí, en ese ambiente de camaradería masculina, chovinismo y cervezas, ha encontrado su misión en la vida. Extraña a su esposa e hijos, pero no hay nada que se compare al vértigo de la masacre y a liquidar iraquíes, a quienes llama "salvajes".
Chris Kyle, un patriota americano al viejo estilo, es el protagonista de Francotirador, la nueva película de Clint Eastwood. Es un caso real y es uno triste: Kyle, condecorado y recibido como héroe en su patria, murió a los 38 años en el 2013 tras recibir un balazo de un ex compañero de armas presa del síndrome por estrés de guerra postraumático. Conocido entre los iraquíes como el "demonio de Ramadi", Kyle se enfrentó en casa a la soledad y al peligro que en el campo de batalla sorteó con pericia. Con una marca de 160 muertes certificadas por el ejército, este ex jinete de rodeo de Texas ostenta aún el solemne récord de ser el francotirador más letal en la historia militar de EE.UU.
Aunque Eastwood estrenó el año pasado el musical Jersey Boys, Francotirador es algo así como su auténtico retorno al cine tras dos años de silencio. La cinta recurre a los viejos tópicos de su cine, desde El guerrero solitario (1985) a Los imperdonables (1992) y La conquista del honor (2006): los personajes que viven y se angustian con la violencia, la miserable vida después de la guerra. Muy bien recibida por medios como The New York Times ("un western antes que una cinta de guerra") y al mismo tiempo tildada de patriotera por LA Weekly, Francotirador es protagonizada por Chris Cooper como Chris Kyle y Sienna Miller en el rol de su esposa Taya. En Chile se estrena el 12 de febrero.
También basada en un caso real y en un contexto de conflictos, aunque a otro nivel, es la nueva película de Steven Spielberg, otro de los consagrados que este 2015 estrena nueva película. La suya, que tiene por título tentativo St. James Place, es una de maniobras diplomáticas, astucia política y, como pasa a menudo en su cine más apegado a la bandera, celebración de la nobleza de EE.UU. Spielberg, que no casualmente iba a dirigir Francotirador antes que Eastwood tomara la posta, recluta otra vez a Tom Hanks (presente en Rescatando al soldado Ryan entre otras cintas de Spielberg) para interpretar a James Donovan, un brillante abogado que en 1962 logró el canje entre el piloto estadounidense Francis Gary Powers y el espía soviético Rudolf Abel.
Esta trama de Guerra Fría viene como anillo al dedo en nuestros tiempos de malas relaciones ruso-americanas: en mayo de 1960 el piloto Francis Gary Powers fue derribado por fuego antiaéreo soviético mientras espiaba territorio estratégico de la URSS en su avión U-2. Powers sobrevivió eyectando su asiento y luego fue hallado por campesinos rusos, quienes lo entregaron a las autoridades. Sentenciado a tres años de prisión y siete de trabajos de forzados, tuvo la suerte de salir con vida desde la Unión Soviética en menos de dos años gracias a la negociación de Donovan. En la película de Spielberg, que tiene guión de los hermanos Coen y se estrena en octubre en Estados Unidos, también actúan Alan Alda y Amy Ryan.
Compañero de generación de Steven Spielberg, Martin Scorsese comienza a rodar en febrero su nueva película en Taiwán. Se trata de un proyecto que acaricia desde hace al menos dos décadas y que por la amplitud de su propuesta encontró miles de dificultades. Finalmente Paramount Pictures dio luz verde a Silencio, producción histórica ambientada en el Japón del siglo XVII y que lidia con los temas de la fe, la intolerancia y la intromisión en culturas extranjeras. El filme se basa en el libro homónimo del autor nipón Shusaku Endo a su vez inspirado en un caso real: el joven sacerdote portugués Sebastiao Rodrigues (Andrew Garfield, de Spider-Man) se entera de que su mentor, el padre Ferreira (Liam Neeson) ha caído en la apostasía mientras trata de evangelizar Japón. Rodrigues viaja al país oriental y una vez ahí comprueba que Ferreira abandonó la fe, amenazado de muerte por los nipones.
Un dato curioso sobre esta producción es su origen. Scorsese, que alguna vez quiso ser sacerdote, leyó por primera vez el libro cuando el arzobispo episcopaliano Paul Moore Jr. se lo regaló tras una función de La última tentación de Cristo. "El libro me sorpendió por lo que se podría decir su 'compleja simplicidad'. Se deshace de todas las trampas y los dogmas para ir a la esencia del cristianismo o, en otras palabras, de Jesús", afirmó Scorsese a Variety. La cinta, que cuenta con apoyo de los jesuitas estadounidenses, debería estrenarse a fin del 2015.
El más joven en este grupo de conocidos es Quentin Tarantino, quien comparte con ellos un estilo reconocible y una audiencia cautiva. El realizador de Pulp fiction estrena a fin de año The hateful eigth (algo así como Los ocho malditos), un western que arrastra algo de la temática de su anterior Django sin cadenas: seis años después de la Guerra Civil, ocho rufianes quedan atrapados en un hostal de Wyoming mientras afuera la tormenta arrecia. Hay una sola mujer en el grupo y su destino es al parecer la horca. Según afirmó Tarantino recientemente en el AFI Film Festival la cinta será estrenada en una copia de 70 mm, el más costoso y glorioso formato que alguna vez tuvo el celuloide. Defensor radical de esta técnica, Tarantino pretende de esta manera revitalizar un formato que muchos dan por perdido.
La nostalgia del cineasta no sólo alcanza para el rescate del celuloide. También, como es habitual, incluye su apego a actores olvidados, destacando Kurt Russell (La cosa) como un cazarecompensas mayor en esta pandilla integrada por forajidos, desertores, comisarios y pistoleros sin clemencia.