Unos 16.600 niños han perdido a uno, a ambos padres o a la persona responsable de su crianza, debido a la epidemia de ébola en Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona, indicó hoy Unicef.

Según los datos de la organización, 9.234 niños perdieron a uno de sus padres, 3.584 a padre y madre, y 3.782 a la persona -distinta de sus progenitores- que se ocupaba de ellos.

Más de 22.000 personas han resultado infectadas por el virus del Ébola, que ha provocado cerca de 9.000 muertos en África occidental.

La mayoría de niños huérfanos por el ébola están en Sierra Leona, donde 5.692 han perdido a uno de sus progenitores y 2.276 a los dos, mientras que en Liberia se trata de 1.717 y 535, respectivamente, de niños afectados de esta forma.

En Guinea Conakry, los casos en los que un padre murió representan 1.825 y en los que ambos murieron 773, de acuerdo con los datos recolectados por Unicef, la agencia especializada de las Naciones Unidas para la protección infantil.

Sin embargo, se estima que menos del 3 por ciento (unos 500) de los niños huérfanos han quedado fuera de su círculo familiar o en alguna institución.

Esto agrava una situación que ya era difícil para los tres países, donde antes de la epidemia ya había 1,3 millones de huérfanos por otras circunstancias y 3,2 millones vivían con personas diferentes a sus familias biológicas.

El asesor en cuestiones de protección de la Oficina Regional de Unicef en África central y occidental, Andy Brooks, relató, por vía telefónica, que se observa una mejora con respecto al estigma y discriminación que sufrían los niños que habían estado en contacto con enfermos de ébola. 

"La confianza y el conocimiento (sobre la naturaleza y la transmisión del virus) han mejorado en las comunidades", dijo, con lo que los casos de niños rechazados por la comunidad han disminuido considerablemente.

Según Unicef, a partir del momento en que se han superado los miedos y prejuicios iniciales con respecto al ébola, los parientes han mostrado un fuerte apoyo, ofrecido cuidados y protección a los niños que perdieron a sus padres.

Cerca de 50.000 familias que han acogido a niños solos reciben ayuda material, 1.640 menores reciben asistencia financiera, además del apoyo psicológico que les presta Unicef para recuperarse del sufrimiento padecido.

En los tres países afectados, 250 niños que estuvieron en contacto físico con personas que han padecido ébola han sido puestos en observación por un periodo de 21 días, correspondientes al de incubación del virus, con el fin de descartar el contagio.

Posteriormente, el 90 por ciento fueron entregados a parientes o entidades para que se ocupen de ellos.

Unicef ha creado una red compuesta por más de 2.000 voluntarios supervivientes de ébola que atienden a los niños en observación ya que, tras haberse recuperado de la enfermedad infecciosa, han desarrollado una resistencia inmunológica al virus.

Gracias a ello pueden interactuar con los niños sin riesgo, ofreciéndoles un contacto físico que normalmente personas en cuarentena no tienen.