No hay vacuna ni tratamiento médico específico, y más de un 80% de las personas que se contagian mueren. Se trata del virus ébola, cuya reciente propagación en Guinea ha encendido las alarmas en los países vecinos y en Europa. El miedo a este mortal virus ha sido tal, que incluso ha inspirado películas como Epidemia (1995), protagonizada por Dustin Hoffman y Morgan Freeman, donde un virus similar al ébola amenaza con arrasar a una ciudad de EE.UU.
Desde el 22 de marzo y hasta este martes, la fiebre hemorrágica del ébola (ver infografía) ha dejado 101 muertos en Guinea (incluidos en la capital, Conakri), y 10 en Liberia, con un total de 178 casos confirmados, según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS). También hay sospecha de casos en Sierra Leona y Mali, según la agencia France Presse.
La fiebre del ébola (cuyo nombre se debe al río congolés Ebola, desde donde fue identificado por primera vez en 1976) produce hemorragias, vómitos y dolores musculares, entre otros síntomas. Se estima que el virus es transmitido al hombre por animales salvajes y entre las personas por contacto directo con la sangre, las secreciones, los órganos y otros fluidos del infectado, como el sudor o la saliva. Quienes son sospechosos de haber contraído el virus son puestos en aislamiento medio, mientras quienes han dado positivo quedan recluidos. Y dado que la incubación dura unos 21 días, el trabajo para dar con el foco infeccioso es vital.
El coordinador de uno de los equipos de trabajo de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) en territorio guineano, Luis Encinas, ha explicado que la preocupación no sólo dice relación con “el hecho de que el ébola haya llegado a una gran ciudad (como Conakri), sino también (por) la cantidad de lugares distintos en los que se están produciendo nuevos casos” en el país. “A pesar de que tenemos mucha experiencia previa en este campo, la gran dimensión geográfica de esta epidemia hace que esta situación sea completamente diferente”, agregó.
Aunque la OMS ha dicho que se trata de la epidemia de ébola “más espeluznante” registrada desde 1976, no ha recomendado implementar restricciones a los viajes o al comercio con Guinea o Liberia. Hasta el momento, las autoridades de Mali han desaconsejado “los viajes no necesarios hacia las zonas epidémicas” -ubicadas principalmente en el sur guineano-, y Senegal cerró indefinidamente sus fronteras con Guinea el 30 de marzo, para evitar la propagación. Además, Arabia Saudita suspendió el otorgamiento de visas a peregrinos musulmanes guineanos y liberianos.
Adicionalmente, Francia, que mantiene fuertes lazos con sus ex colonias africanas, ha desplegado equipos médicos en la terminal aérea de Conakri para impedir que el brote se expanda a Europa a través de los vuelos comerciales. Así, todos los pasajeros que aborden vuelos desde el aeropuerto internacional de esa ciudad deberán completar un formulario y permitir que se les tome la temperatura antes de abordar el avión. El director de prevención del Ministerio de Salud guineano, Sakoba Keita, comentó a la agencia AP que cualquier persona con una fiebre mayor a 38 grados Celsius será sometida a exámenes para determinar si está o no contagiada con ébola. En caso de que alguna de estas barreras sea sorteada, el Ministerio de Salud francés mantiene en alerta a los médicos en su territorio. El miedo al virus es tal, que incluso el pasado 4 de abril un vuelo procedente de Guinea fue detenido durante dos horas en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle por la sospecha de que uno de los pasajeros podía estar contagiado con ébola, alerta que finalmente resultó ser falsa.