La máquina económica de la canciller alemana Angela Merkel empieza a mostrar indicios de deterioro.

Conforme el motor de crecimiento del continente y su modelo fiscal disponen recortes presupuestarios para sus pares, inversores, economistas y autoridades comienzan a advertir que Alemania no presta atención a su propia debilidad.

Joerg Asmussen, un miembro de la junta del Banco Central Europeo que nominó Merkel ha llegado a pronosticar un retorno a la condición del "hombre enfermo de Europa" si la situación no se revierte.

Sin Merkel y un electorado alemán dispuesto a apoyar 300.000 millones de euros (US$393.000 millones) en rescates y garantías, la crisis de la deuda de Europa ya ha fragmentado la moneda única.

Al mismo tiempo, el esfuerzo por rescatar a Europa ha distraído a la canciller de los indicios de vacilación económica en su país en tanto los costos laborales crecen al ritmo más rápido en 10 años y afectan la mayor parte del progreso logrado durante la gestión de su predecesor, Gerhard Schroeder.

"Merkel ha tenido que trabajar con las cartas que la historia le dio, y Europa ha sido una prioridad", dijo Irwin Collier, profesor de economía de la Freie Universitaet en Berlín. "Pero hay que hacer muchas cosas al mismo tiempo, y ya es evidente que también hay cosas que cambiar en el país".

La canciller, cuya gestión comenzó en 2005, "hasta ahora ha tenido muy poco que hacer en la economía".


El legado de Schroeder

El desempleo se redujo al nivel más bajo desde la reunificación alemana en 1990 conforme compañías desde Bayerische Motoren Werke AG hasta Siemens AG contribuían a que Alemania mantuviera su puesto de mayor exportador del mundo después de China. El índice DAX de referencia subió 29 por ciento en 2012, el mejor período en nueve años.

Ese auge se debe en parte al paquete llamado Agenda 2010 de Schroeder, que redujo impuestos, subsidios por desempleo y servicios de salud desde 2003 en lo que se consideró el mayor cambio del sistema de bienestar alemán desde la Segunda Guerra Mundial. Terminó por costarle el puesto.
Merkel, que tiene 58 años, enfrentará su tercera elección general en septiembre u octubre, en momentos en que el Bundesbank estima que la economía se expandirá apenas 0,4 por ciento en el transcurso del año. En su discurso televisado de Año Nuevo, advirtió que la crisis de la deuda "dista de haber terminado" y que la situación económica podría ser aun más difícil en 2013.

"Hasta ahora, Merkel ha podido aprovechar el legado de su predecesor", dijo Juergen Michels, economista jefe de la zona del euro en Citigroup Inc. en Londres. "Pero ahora tiene que pasar algo. De lo contrario, en pocos años más las cosas van a ser muy diferentes".