En noviembre de 2001, el británico Jim O'Neill, quien ejercía como economista jefe en el banco de inversiones Goldman Sachs, acuñó el término Bric, en un informe para la entidad, en el que describía a los países que, según su pronóstico, estarían entre los próximos gigantes económicos: Brasil, Rusia, India y China. "En los próximos 10 años, el peso de los Bric, y especialmente de China, en el PIB mundial crecerá", señaló en el reporte.
Sin embargo, esos países no asumieron esa idea sino hasta 2008, cuando celebraron una breve reunión en Japón. Tres años después, el grupo incluyó a Sudáfrica y pasó a llamarse Brics. Actualmente, los líderes de los países miembros se encuentran reunidos en su sexta cumbre, que se está realizando en las ciudades de Fortaleza y Brasilia, y donde anunciaban el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que tiene como objetivo funcionar en una forma parecida al Banco Mundial, y el Acuerdo de Reservas de Contingencia (ARC), que ayudará a proteger a los Estados miembros de las crisis financieras.
En conversación con La Tercera, O'Neill entrega su visión sobre el grupo a 12 años de su "invención".
¿Cuál es su opinión del Banco de Desarrollo del Brics?
Principalmente fue motivado por el hecho de que la gobernanza global no ha seguido el ritmo de la reforma con la economía global. El hecho de que el Congreso de Estados Unidos no ratificó el acuerdo sobre el G-20 en 2009, que dejó desactualizado el peso que tienen los países emergentes en el Fondo Monetario Internacional (FMI), es en sí misma una buena justificación. Pero los países del Bric necesitan demostrar que ellos en realidad pueden hacerlo mejor juntos. Ellos han estado hablando sobre este banco durante dos años y no necesitaron decir dónde va a estar, cómo será capitalizado y qué propósito servirá. Pienso en un buen número de proyectos útiles, como infraestructura conjunta, energías alternativas, eficiencia energética, agua limpia y, algo que es realmente importante, encontrar nuevos antibióticos y asegurar que la creciente resistencia a ellos sea tratada. Todo eso es un gran problema en los países Brics.
¿Cree que al grupo le falta credibilidad?
Lo descubriremos, si ellos no anuncian algo específico en esta reunión, aunque sabemos que lo harán, incluyendo la sede en Shanghai y un capital del banco de US$ 100 mil millones.
¿Cree que es positivo que el grupo se agrande?
Realmente, no. No creo que haya sido especialmente una buena idea incluir a Sudáfrica (en 2011). Existen muchas economías más grandes que ese país y la pregunta sobre la credibilidad del Brics también incluye esto. Ya que ni siquiera Sudáfrica es de los más grandes, a diferencia de Nigeria, que sí lo es.
¿Cuáles son los desafíos del grupo?
Demostrar que los cinco países, que son importadores de commodities y no todos son democracias, pueden lograr algo útil juntos. Eso es lo que espero en mi rol de "señor Bric".
Usted acuñó el término Bric. ¿Está decepcionado de esos países?
No, en absoluto. El tamaño de las economías Bric es más grande de lo que pensé que serían hoy. Hace 13 años, por ejemplo, pese a las decepciones de los últimos dos años, Brasil ha llegado a ser tan grande como Italia y 10 años más rápido de lo que pronostiqué.
El grupo se reunirá hoy con otros países de la región, algunos de los cuales no han realizado ningún tipo de reformas. ¿Puede generar algún efecto?
Casi ninguno. Por ejemplo, el Mercosur nunca ha desarrollado nada con sustancia.