La secuencia inicial de Baby driver (que a Chile llega como Baby: el aprendiz del crimen) son un resumen de todos los conceptos que han transformado a la cinta del británico Edgar Wright en una de las favoritas de la crítica esta temporada: buena música y acción ejecutada de forma impecable.
En esos seis primeros minutos, un trío de ladrones; Griff (Jon Bernthal), Buddy (Jon Hamm) y Darling (Eiza González) entran a robar un banco, mientras su conductor de escape, Baby (Ansel Elgort), espera en el auto. En un iPod, el joven chofer comienza a escuchar una canción. De hecho, más que escucharla, la vive: la música no sólo lo ayuda a pasar el tiempo mientras sus compañeros hacen el trabajo, sino que al momento de escapar y ser perseguidos por vehículos policiales, coordina de forma perfecta sus habilidades al volante con los cambiantes ritmos del tema.
Esa canción, Bellbottoms de The Jon Spencer Blues Explosion, no sólo abre una cinta marcada por una banda sonora tan ecléctica como adictiva, sino que además es, en parte, la responsable de que esta historia exista en un primer lugar. "El primer atisbo de esta idea surge hace unos 22 años, cuando escuché por primera vez Bellbottoms. La escuchaba muchísimo, y me dio la idea de hacer esta película porque no podía dejar de imaginar una persecución de autos con ese tema de fondo. El hecho de que la película haya empezado con esa canción es un guiño al momento en que Baby driver surgió en mi cabeza", dice Wright a La Tercera.
El británico, conocido por comedias de culto como Shaun of the dead y Hot fuzz, no sólo dirige la historia, sino que además la escribe. Si bien Baby driver mantiene el humor de sus películas anteriores, parte de su particularidad es como se pasea por géneros: a ratos es un romance, en otros puede ser un tenso thriller, pero siempre con acción a alta velocidad.
La historia -que llega el 10 de agosto a las salas nacionales- sigue a Baby, un joven que actúa como el chofer de escape para los atracos organizados por el mafioso Doc (Kevin Spacey). Su vida da un giro cuando se enamora de Debora (Lily James), por lo que intenta alejarse de su vida de crimen.
Un accidente en su niñez dejó al protagonista con tinnitus permanente, el que silencia cuando escucha música, que de paso lo ayuda a concentrarse a niveles casi sobrehumanos. De ahí la justificación a la importancia de la banda sonora en la historia. "Nunca he puesto ninguna canción en una película mía que no me guste. Este soundtrack es básicamente mi colección personal de música", explica Wright sobre cómo seleccionó las canciones.
La música no es sólo cosmética. Muchas escenas transcurren en sincronización perfecta con la música. ¿Fue un desafío conseguir eso?
Ayudó el hecho de que teníamos la música elegida desde antes de empezar a filmar. Hicimos un trabajo con un coreógrafo durante toda la película. No era un cargo menor; la premisa básica de esta cinta es que fuera un matrimonio entre cine de acción y música.
En su filmografía anterior la banda sonora también ha sido importante. ¿Siempre le interesó la relación entre la música y el cine?
Sí, absolutamente. Cuando era más joven, las películas que más me inspiraban eran aquellas con buena música; sea El bueno, el malo y el feo, American graffiti, Buenos muchachos o Un hombre lobo americano en Londres. Siempre encontré muchas ideas en la música de aquellas películas.
La ciudad de Atlanta juega un papel central como escenario de la historia. ¿Por qué decidió filmar allí?
Inicialmente, mi guión estaba ambientado en Los Angeles. Pero Atlanta últimamente se está usando bastante para filmaciones porque tiene recortes de impuestos para las películas. Ahora, estaba un poco reacio a usar la ciudad sólo por esa razón. Entonces reescribí la historia completa pensando específicamente en Atlanta. Y me entusiasmé cada vez más con la idea de un thriller criminal ocurriendo en ese escenario, y terminé estando muy orgulloso de cómo quedó. Ahora incluso pienso que funciona mejor en Atlanta de lo que lo hubiera hecho en Los Angeles.
Ha dicho que el único papel que escribió con un actor en mente fue el de Jon Hamm. ¿Por qué él?
Cuando comencé a escribir formalmente esta película en 2010, creo que debo ya haber conocido a Jon por lo menos hace dos años. Y cuando pensaba en Buddy -un intenso criminal-, lo veía como un papel perfecto para él. Jon es un actor que es muy carismático que en un momento puede ser tremendamente gracioso, y al siguiente ser muy amenazante e intenso. Y está sencillamente extraordinario en la película.
Buena parte de los elogios que la cinta ha recibido por parte de la crítica apuntan a su concepto original en medio del escenario actual en Hollywood, donde la mayoría de las películas son remakes, secuelas o parte de grande franquicias. El hecho es algo sobre lo que Wright ha reflexionado: "No podría estar más orgulloso de lo que ha provocado. No fue hasta que la mostramos en (el festival) SXSW que me di cuenta que esta cinta que tendría que estrenarse en junio (en Estados Unidos), en medio de todas las superproducciones del verano (norteamericano), tendría una buena recepción. El haber tenido que enfrentarnos a todas estas franquicias hollywoodenses y tener un buen resultado es algo maravilloso para mí. Creo que demuestra que el público está dispuesto a dejar por un momento de lado las grandes franquicias y ver algo nuevo en el cine".