El inicio es una frase simple, pero lapidaria: "De mi infancia no me queda ningún recuerdo feliz", escribe Edouard Louis. "Lo que pasa es que el sufrimiento es totalitario", agrega en el mismo párrafo de su primera novela titulada: Para acabar con Eddy Bellegueule.

Con 21 años, en 2014, el joven francés irrumpió en la literatura de su país con un libro autobiográfico que a nadie dejó indiferente. Criado en una familia de clase obrera en la pequeña ciudad de Hallencourt, al norte de Francia, el desprecio sufrido en su infancia por su homosexualidad, el alcoholismo del padre, la humillación social, hicieron que Edouard Louis terminara por acabar con el nombre con el que nació: Eddy Bellegueule.

"Es el grito de cólera de un joven que expresa su asco frente al mito tenaz que convierte al proletariado en una bestia valiente, de buen corazón y amante de la vida", señaló el diario galo Le Monde del ejemplar que en menos de seis meses vendió 200 mil copias. Ahora, Para acabar con Eddy Bellegueule llega a librerías locales publicada por editorial Salamandra, mientras se traduce a una docena de idiomas. Tras su inesperado éxito el título, que acaba de aparecer en Japón y Noruega, será adaptado al cine por el director André Téchiné.

"Esperé 14 meses que mi editor me respondiera si publicaría el libro o no. Partió imprimiendo 2 mil ejemplares, porque creía que no iba a funcionar. Creo que este eco inesperado se produjo porque todo el mundo, en un punto de su trayectoria, está marcada por la experiencia de un insulto de inferioridad. La identificación ante la violencia, que es constitutiva de nuestra vida", dice Edouard Louis (22) a La Tercera, quien cambió legalmente de nombre en 2013.

La venganza

Las primeras escenas de la novela, que arranca a inicios del 2000,  describen al niño que fue siendo escupido por sus compañeros de colegio. "En el pasillo me preguntaron si era yo ese Bellegueule del que todo el mundo hablaba (...) ¿Tu eres el marica? Esa pregunta, al hacérmela, me la grabaron para siempre, como un estigma, como eso que los griegos marcaban en el cuerpo, con un hierro al rojo o con un cuchillo, a los individuos que se apartaban de la norma", escribe Louis, uno de los cinco hermanos de la familia Bellegueule, que vivía con la ayuda social del Estado.

Edouard Louis fue una vergüenza para su padre, quien lo quería fuerte cortando leña para el hogar, y despierto para jugar fútbol en el equipo del pueblo junto a sus vecinos. Pero el adolescente prefería robarle la ropa a su hermana, que a escondidas se probaba frente al espejo. "No tardé en destrozarle a mi padre las esperanzas y los sueños", escribe Louis, quien creció soñando en la posibilidad de escapar de su hogar.

"Este libro cambió mi vida y para mí representa el cumplimiento de un sueño. Es un libro que escribí también como venganza contra los orígenes burgueses y privilegiados que he conocido en París y en la Escuela Normal Superior", dice el joven narrador, quien logró finalmente salir del pueblo que lo ahogaba.

Si fue liberador haber cambiado de nombre, Louis señala: "Podría decir que cuando escribí Para acabar con Eddy Bellegueule yo ya había terminado con Eddy Bellegueule. La pregunta es ¿Qué hacer con el resto de los Eddy que no logran escribir sus experiencias? ¿Cómo una vida puede seguir en pie en base a la dominación?".

El extranjero

Su cuerpo se había convertido en una celda. Edouard Louis creía que ya estaba acostumbrado al dolor y la desdicha. Su madre había quedado embarazada a los 17 años. Su padre la golpeaba, de paso también a sus hijos. La única entretención en el hogar era un televisor que el padre arregló, luego de recogerlo de la basura.

Entonces, ¿no hay recuerdos felices de la infancia? "Debo reconocer que odiaba mi infancia. Me cuesta encontrar un recuerdo realmente feliz. Excepto, tal vez, el día que mi padre compró un cassette de la película Titanic, que luego él dijo que era una cinta 'para chicas'. Sin embargo, se convirtió en la película favorita de mi infancia", comenta Louis, quien por fin se fue de casa. En la novela escribe: "El humo era irrespirable por los golpes; el hambre era insoportable por el odio de mi padre. Había que salir huyendo...".

Con 16 años llegó a París como un Rimbaud de los suburbios. Tras finalizar sus estudios secundarios ingresó a la prestigiosa Escuela Normal Superior, donde se formaron escritores y filósofos como Jean-Paul Sartre, Michel Foucault y Jacques Derrida.

Edouard Louis cambiaba su historia e ingresaba a estudiar Sociología. "No sé si elegí la sociología o si la sociología me eligió... De todos modos cuando descubrí, incluyendo el pensamiento de Pierre Bourdieu, sentí algo de gran alcance, un sentido muy fuerte que me permitió poner en palabras todas las realidades silenciosas de mi infancia", comenta el autor que ya prepara una segunda novela. "No hay verdad sin ira, porque la verdad se obtiene precisamente al cuestionar todas las mentiras construidas por el orden social", agrega apelando al lenguaje de la carrera que lo vio formarse. En esa dirección va su nueva obra protagonizada por seres también discriminados por la sociedad. Emigrantes que llegan a Francia. "No es fácil llegar a París, ya seas mujer, homosexual, judío o si vienes de clases populares", concluye el joven Louis.