Hasta agosto de este año, Eduardo Artés era prácticamente un desconocido en la política chilena. Más allá de una extensa trayectoria, que incluía candidaturas a senador y una militancia en el Partido Comunista Acción Proletaria –el denominado PC(AP)-, el profesor tuvo su salto a las luces al ser el abanderado presidencial del partido Unión Patriótica (UPA).

Y pese a terminar en penúltimo lugar en las elecciones de este domingo, su huella marcó varios instantes de la campaña.

La alusión más reiterada, y la más comentada, fueron sus vínculos a Corea del Norte. Artés sorprendió con su defensa a ultranza del régimen de Kim Jong-Un, incluso relatando que había viajado a ese país, uno de los más herméticos del mundo, y que tuvo un breve encuentro con el Amado Líder.

También generaron polémica sus dichos justificando la violencia como eventual arma de acción política en manos del pueblo, y el hecho de que evitara saludar o darle la mano a José Antonio Kast como una forma de repudio a su pensamiento político.

Pero quizás su intervención más recordada fue en el último debate presidencial, donde Artés tomó la palabra para corregir a Sebastián Piñera en su atribución de una frase –"Miente, miente, que algo queda"-, que el ex mandatario había dicho que era de Lenin.

Eduardo Artés siempre señaló que su carrera iba más allá de la elección, y fue el más sincero de los candidatos al decir que no esperaba ganar. Ahora, está por ver qué rol jugará y cómo seguirá participando en el futuro de la política chilena.