Eduardo Berizzo crece en el Celta de Vigo

El DT que triunfó en Rancagua, con el que soñó Católica, impone su sello en Europa en un equipo atractivo al que mantiene invicto.




Una espina clavada en su alma celeste, una herida que le seguía supurando tras vivir lo mejor del fútbol para un modesto -jugar en Europa- y lo peor, un descenso de categoría. La vuelta a Vigo de Eduardo Toto Berizzo ha tenido un efecto analgésico en una afición que no le exigía perdón pero que ahora, casi diez años después de su salida, le rinde pleitesía. El Toto, en su catarsis, sí que ha sabido repetir, a base de trabajo, lo que mejor hizo; rendir con una profesionalidad absoluta a una hinchada que le adora. "Desde que se supo que volvía la gente se entusiasmó", destaca Antonio Estévez, periodista deportivo vigués. "Es muy querido y se le sigue recordando por lo que hizo. Y eso que vivió uno de los momentos más tristes del equipo; en una misma temporada, jugando la Champions, el equipo descendió a Segunda".

El hijo pródigo volvió a casa, como en la parábola bíblica, tras forjarse un nombre en el banco de O'Higgins, de quien guarda un eterno agradecimiento: "Para mí, lo fue todo", afirma queriendo reconocer el peso que le ha dado su paso por el cuadro chileno. Pese al valor emocional que le sigue anclando al equipo sudamericano -"estaré siempre agradecido a ese club y a la familia Abumohor"-, la oportunidad de cruzar el Atlántico y atracar en Vigo pesó sobre cualquier otra oferta (también la de Católica): "Tengo que estar muy contento por la posibilidad que tengo de entrenar al Celta. En cuanto surgió la opción, valoré muy poco todo lo demás", sostiene Berizzo, que sabe a lo que se arriesga: "Estar en la Liga BBVA supone un gran salto en relación a donde lo hacía antes, con todos los respetos hacia lo anterior. Es una oportunidad  de hacerlo bien y es el tiempo el que dirá si la decisión fue correcta o no. Ahora lo importante es centrarse y cumplir con el trabajo que hay por delante".

En Vigo, con la difícil meta de superar el trabajo de su antecesor, el actual técnico del Barça, Luis Enrique, no le está resultando complicado tratar de plasmar su filosofía en un plantel de calidad: "Estamos teniendo un arranque que ilusiona a la afición, sacando puntos ante rivales complicados y en campos, como el del Atlético, muy difíciles. Esperábamos que las cosas funcionasen, y lo estamos consiguiendo. Esta Liga es distinta, es una competición en la se nos exige jugar bien, muy exigente, pero ya lo sabía".

Cualquier pregunta le hace echar la vista atrás, sin nostalgia, pero reconociendo el valor de una formación que le vincula al cuadro de Rancagua, sobre todo en su metodología de trabajo. "Mantengo la misma línea que desarrollaba en O'Higgins. Creo que el método puede trasladarse  a todas partes. A mí me gusta el juego protagonista, el que usa el balón y que cuando no lo tiene hace mucho esfuerzo por recuperarlo. Eso es lo que hago también aquí, y es algo que aprendí de otros técnicos con los que me formé", dice uno de los hijos futbolísticos de Bielsa.

Berizzo tiene claro que seguirá creciendo con una ideología futbolística sobre la que cimentó sus éxitos chilenos: "Mis equipos muestran su fútbol, pelean los partidos, no se lo hacemos fácil al rival. No sólo tenemos que tratar de jugar bien, también debemos saber comportarnos dentro de un fútbol directo, con oficio, donde haya que ponerse el overol. Y eso sí lo hace el Celta, Veo al Celta y veo a  O'Higgins".

El Toto también echa la vista atrás para recordarse hace casi una década defendiendo los colores celestes que ahora dirige: "Veo muy poca diferencia en el fútbol español actual en relación a cuando yo jugaba. Sigue jugándose bien, pero con mejores jugadores que entonces, con jugadores que van a más. Guardo recuerdos muy buenos integrando un gran Celta, un equipo que hizo grandes cosas, pero las cosas cambian y no seré yo el que diga que lo pasado fue mejor".

Idolatrado de siempre por los celtistas y confirmado en la actualidad, aún se le recuerda, como jugador de banquillo sin pisar césped, ordenando a los suyos cuando a Fernando Vázquez, un visceral técnico gallego que le dirigió, le expulsaban. "Ya se le veía de entrenador cuando jugaba. Veía el fútbol como nadie y era un referente para sus compañeros", dicen desde Vigo.

Llegar a un club modesto español desde otro al que hizo campeón en Chile con dos títulos, no le ha supuesto ninguna regresión competitiva. "En España, de no estar en Madrid, Barça o Atlético, todos somos cola de león y todo se nos pone complicado. Esta competición es muy competitiva y hay que saber luchar y competir para tratar de acercar distancias. Todos somos iguales y el hecho de llegar de un club que ha sido campeón en otras competiciones, no dice mucho cuando debes pelear para sacar todo adelante".

Berizzo en su discurso sigue apelando a su formación en Rancagua: "Insisto en que estoy muy feliz de tener la oportunidad de la que dispongo, pero no me quiero olvidar que todo lo que me pasa tiene que ver con haber trabajado donde lo hice, en un club sensacional como el O'Higgins, un equipo al que echo de menos pese a la distancia y que me ha servido para equivocarme y para darme cuenta de mis errores. Mi agradecimiento por ese club es enorme porque, gracias al trabajo y a la gente que me rodeó, estoy ahora aquí. Les sigo recordando mucho y mantengo una relación muy cercana con la gente de Rancagua".

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