Eduardo Berizzo suelta una risa cómplice cuando le afirman que en estas últimas dos semanas ha celebrado como nunca los goles de su equipo. Tanto en La Calera, hace nueve días, como en La Pintana, el sábado último, el técnico de O'Higgins ha dejado traslucir una expresividad que la tuvo muy bien escondida en estos dos años al mando del equipo rancagüino.
"Puede ser. Tendría que revisar las imágenes", intenta defenderse el transandino, antes de reconocer que sí han cambiado algunas cosas en su forma de ser: "Será que ya llevamos más tiempo juntos con el plantel. Hay quizás mayor complicidad. Uno se va involucrando mucho más. Tanto ellos como nosotros. Quizás eso lo lleva a uno a demostrar cosas hacia afuera que antes prefería guardárselas".
Ya parece a esta altura un hincha más. Celebra como el más fanático de todos...
¿Sabes lo que pasa? Vivimos en una atmósfera de mucha tensión emocional. No es fácil sustraerse a la conexión que tiene este equipo con su gente, con su ciudad.
¿No será que usted también goza más con los éxitos del equipo?
Puede ser. No sabría responderte eso en lo inmediato. Eso sí, también hay que tener unos nervios de acero, a prueba de todo.
Le cambio la pregunta. ¿Quién sufre más: usted o su mujer?
Me parece que yo. En consecuencia, ella también, porque no me puede ver sufrir.
¿Cuánto vale toda la experiencia que sumó el equipo en estos dos años para afrontar esta semana decisiva?
Este es un equipo que aprendió a sufrir. Y también me parece que maduró. Es cosa de ver cómo están de enfocados. La manera en que se abstraen de todo lo que sucede a su alrededor. Han podido mantenerse al margen de toda la euforia de la ciudad. El hecho de no contagiarse demuestra una madurez enorme.
¿Coincide en que al equipo le ha faltado frescura en esta recta final del torneo?
Nos ha faltado más profundidad. Eso sí es cierto. Hemos tenido buena elaboración de jugada, pero nos ha faltado terminarla de manera correcta. Frente a Unión Española no tuvimos muchas chances claras para convertir.
Además, antes el equipo parecía más vertical. Y no lo hablo sólo en este torneo. Ahora todo es quizás más pensado...
Creo que hemos cambiado cemento por brillo. Eso marca un poco lo que es hoy el equipo. Tiene más experiencia.
Lo que han perdido en cuanto a brillo, lo han ganado en un mejor manejo del resultado...
Quizás eso también es producto de la madurez. Puede ser que el equipo está más fuerte para cerrar los partidos.
¿Cambiará en algo la preparación del equipo en vísperas de una semana vital? Se lo pregunto principalmente por bajar, por ejemplo, las cargas de trabajo.
No. Creemos y confiamos en nuestra forma de trabajo, y no la modificaremos a esta altura del año. El equipo tiene una muy buena base física, que le permite llevar a cabo en los partidos lo que se hace en la semana.
¿Y en el aspecto sicológico?
Qué se le puede decir a un jugador que no lo haya escuchado antes... Hay que estar tranquilos y preocuparnos de nosotros. Eso sí, la próxima fecha la viviremos con los nervios a flor de piel.